«Acuérdense de esto que les dije: «Ningún servidor es más que su señor.» Si a mí me han perseguido, también a ustedes los perseguirán». Juan 15:20, DHH
¿QUÉ HARÁ EL INSTRUMENTO humano para tener el privilegio de colaborar con Dios? ¿Dejará todo lo que tiene antes que dejar a Cristo? […] ¿Soportará persecuciones por amor a la verdad? Los vituperios y las persecuciones han separado a muchas almas del cielo, pero nunca a un alma del amor de Cristo. La persecución nunca ha separado de Cristo a un alma que lo amaba de verdad. El amor de Jesús en el alma es absorbente, porque no tiene paralelo ese gran amor con el que Dios nos amó, manifestado al dar a Cristo por nosotros. […]
Si podemos soportar la persecución por amor a su nombre, su amor se convierte en el poder gobernante en nuestro corazón, porque tenemos la seguridad de que nada puede separarnos del amor de Cristo. El alma afligida nunca es más amada por su Salvador que cuando está experimentando quebrantos por amor de la verdad. Cuando el creyente, por amor de la verdad, comparece ante tribunales injustos, Cristo está a su lado. Todos los vituperios que caen sobre el creyente, caen también sobre Cristo en la persona de sus santos. Cristo dijo: «Yo lo amaré y me manifestaré a él» (Juan 14: 21). Cristo es condenado otra vez en la persona de sus discípulos. Cuando el creyente es encarcelado por causa de la verdad, Cristo se le manifiesta y llena su corazón con su amor. Cuando experimenta la muerte por amor a Cristo, él le dice: «Matarán el cuerpo, pero no pueden herir el alma. «Confíen, yo he vencido al mundo»» (Juan 16: 33, RVC).— Carta 116, 1896.
El apóstol nos dice: «Si ustedes son insultados por el nombre de Cristo, dichosos son, pues el Espíritu de gloria y de Dios reposa sobre ustedes. Ciertamente, por ellos él es blasfemado, pero por ustedes es glorificado» (1 Ped. 4: 14, NBLA). Pregúntese: «¿Es mi Redentor magnificado en mi delante del universo celestial, de los instrumentos satánicos y del mundo?».— Carta 82, 1895.