Se reconstruirán las viejas ruinas› se levantarán los edictos destruidos hace mío, y se repararán las ciudades en ruinas (Isaías 61:4, DHH).
¿Qué hacía Jesús cuando nadie sabía que él era el Mesías? La Biblia no da mucha información relacionada con los años que transcurrieron entre el nacimiento del Niño Dios y el inicio de su ministerio público. Sin embargo, una de las pocas cosas que los Evangelios registran de ese período es que Jesús trabajaba como carpintero. Así lo expresa Marcos 6:3: “¿No es este el carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están también aquí con nosotros sus hermanas* Y se escandalizaban de él”. He consultado una veintena de versiones de la Biblia, y todas se refieren a Jesús como carpintero.
Un carpintero es una persona que trabaja y labra madera. Pero la palabra griega que se usa en Marcos, tektön, es mucho más abarcante. En aquellos tiempos el tektön era un trabajador que tenía la habilidad de trabajar con madera, con piedras, con metales… En Oseas 8:6, tektön es un artífice que podía construir un becerro; en 1 Samuel 13:19, se le llama herrero; en 1 Crónicas 4:14, es un artesano; en 2 Crónicas 24:12, se usa esta palabra para referirse a los “que reparan la casa de Jehová”. Al aplicar esa palabra a Jesús, el evangelista lo quiere presentar como un personaje hábil, capaz de trabajar con cualquier material de construcción.
El profeta Isaías, en el capítulo en el que describe parte de la obra del Mesías, describió a Cristo como el que daría cumplimiento a esta promesa: “Se reconstruirán las viejas ruinas, se levantarán los edificios destruidos hace mucho, y se repararán las ciudades en ruinas” (Isaías 61:4, DHH). Quizá te vendría bien pedirle a Jesús que sea el artesano de tu vida; que repare todo lo que está roto o no está funcionando adecuadamente. La especializad de Jesús es reconstruir lo que está en ruinas, lo que parece que no tiene arreglo. Su labor mesiánica como constructor no acabó en ese taller de Galilea; hoy el artesano divino quiere que sus manos toquen la vida de cada uno de nosotros.
Para Jesús no hay caso perdido. No hay un alma, por rota que esté, que no pueda ser transformada en el taller del Maestro. Si el pecado ha hecho de ti un edificio destruido, hoy el Artesano celestial está listo para volver a edificarte.
Tomado de: Lecturas Devocionales para Adultos 2023 «YO ESTOY CONTIGO» Promesas Bíblicas para vivir confiado Por: VLADIMIR POLANCO Colaboradores: Silvia Garcia y Alexandra Pérez