«Bueno me es haber sido humillado, para que aprenda tus estatutos». Salmo 119:71
CUANDO ESTAMOS AFLIGIDOS, no debemos pensar que el Señor está enojado con nosotros. Dios nos somete a prueba para que nos acerquemos a él. El Salmista dice: «Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas lo librará Jehová» (Sal. 34: 19). Él no quiere que estemos bajo una nube. […] No quiere que pasemos por angustia de espíritu. No debemos mirar las espinas y los cardos en nuestra experiencia. Debemos ir al jardín de la Palabra de Dios y sacar los lirios, las rosas y los fragantes claveles de sus promesas. Los que miran las dificultades en su experiencia hablarán de dudas y desánimo porque no contemplan a Jesús, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
Debemos mantener ocupada la mente con el amor, la misericordia y la gracia de nuestro Dios. […] Experimentar dudas y desilusiones no es una señal de que Jesús ha dejado de amarnos. Experimentamos aflicción para que, en la providencia de Dios, podamos ver que Cristo es nuestro ayudador, que en él hay amor y consuelo. Podemos recibir gracia con la cual ser vencedores y heredar la vida que se mide con la vida de Dios. Debemos tener tal experiencia, para que cuando la aflicción nos sobrecoja, no nos alejemos de la fe y elijamos el lado de Satanás.
Mediante la mano de la fe, aferrémonos de las promesas de Dios y pongámonos en terreno ventajoso. Entonces estaremos donde Satanás no puede acercarse y decir: «Dios no te puede ayudar, porque has pecado y no puedes reclamar las promesas». El adversario desea que pensemos que el camino a la vida es tan difícil, que es imposible alcanzar la bendición del cielo. Pero Dios nos ha colocado en circunstancias en las que podemos desarrollar lo mejor de nuestra naturaleza y ejercer las facultades más elevadas. Si cultivamos el bien, las tendencias objetables no obtendrán supremacía, y finalmente seremos considerados dignos de reunirnos con la familia celestial. Si queremos ser santos en el cielo, debemos ser santos en la tierra. — Carta 97, 1895.