«Después que Nabucodonosor, rey de Babilonia, se llevó desterrado a Jeconías, hijo de Joaquim, rey de Judá, junto con los jefes de Judá y los artesanos y los cerrajeros, el Señor me hizo ver dos canastas de higos colocadas delante del templo» (Jeremías 24: 1).
Cuando Jeremías fue testigo de la invasión babilónica, quedó atónito. En medio de su frustración, Dios lo confortó con una ilustración de dos cestas de higos: en la primera había higos muy buenos; en la segunda, higos tan malos que era imposible comerlos. Mientras que el alimento bueno lo consumimos, el alimento malo simplemente lo arrojamos a la basura. Dios le indicó al profeta que la cesta con higos buenos representaba a las personas que estuvieron dispuestas a aceptar la disciplina divina y sin poner resistencia se dejaron conducir a Babilonia. Por otra parte, la cesta con higos malos representaba a las personas que guerrearon para defender su ciudad, así como a las que procuraban establecer alianzas con otras naciones con el afán de evitar el exilio.
Por tanto, en medio de la adversidad el Señor contempló algo bueno. De tal manera que la invasión la vio como una oportunidad. En Babilonia, muchos del pueblo de Dios tendrían la oportunidad de reconciliarse con él como no hubiera ocurrido en su propia tierra. Por eso, Dios anticipa que los hijos de estos regresarían con una nueva actitud, una nueva fe y una esperanza renovada en cuanto a la venida del Mesías. En este contexto leemos esta bella promesa que sin duda confortó al profeta: «0s tendré bajo mi protección y los haré regresar a este país. Aquí los haré prosperar, y no los volveré a destruir; los plantaré, y no los volveré a arrancar. Les daré entendimiento para que reconozcan que yo soy el Señor, y ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios, porque volverán a mí de todo corazón» (vers. 6-7).
Es decir, Dios podía sacar algo bueno para la historia de Israel. Las personas que regresarían no serían perfectas, pero iban a confiar en Dios. El exilio sirvió para otorgarles una nueva oportunidad de ser un pueblo especial con una misión única: recibir al Salvador del mundo y compartir esa noticia. La clave era, y sigue siendo, la actitud del corazón. Desde la perspectiva bíblica el corazón es el centro de la persona, desde donde se ejerce la voluntad y somos impulsados a actuar. A diferencia del énfasis actual que lo destaca solo como el centro de las emociones y sentimientos.
Tomado De: Lecturas Devocionales Para Menores 2023. “SIGUIENDO LAS HUELLAS DE LOS GRANDES PERSONAJES DE LA BIBLIA” Por: «CÉSAR SÁNCHEZ MURILLO» Colaboradores: Karla González & Sebastian Rondo