«Esta será la alianza que haré con Israel en aquel tiempo: pondré mi ley en su corazón y la escribiré en su mente. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Yo, el Señor, lo afirmo» (Jeremías 31:33).
La esencia de vivir en pacto con Dios conlleva reconocer que él es nuestro Dios y nosotros sus hijos. El resultado de aceptar el agua divina, lo único capaz de purificarnos, es un cambio de corazón, una nueva mente. ¿Qué significa esto? Implica pensar como Dios piensa, ver y entender lo que nos rodea desde la perspectiva divina. Asimismo, vivir como Jesús vivió en esta tierra. Sin embargo, para que esto se concrete, es necesario renovar ese pacto o alianza cada día. Lo logramos cuando reconocemos nuestra condición de dependencia en Dios para vencer. Basta un día que pretendamos vivir sin él para que afloren nuestras inclinaciones que nos llevan a tropezar. Jesús atinadamente lo expresó así «Yo soy la vid, y ustedes son las ramas. El que permanece unido a mí, y yo unido a él, da mucho fruto; pues sin mí no pueden ustedes hacer nada» (Juan 15:5). Con Jesús todo es posible, sin él, todo lo genuino que deberíamos ser nos resulta imposible.
En este contexto, depender de Dios resulta el elemento clave. Jeremías ilustra este ideal mediante la naturaleza: «¿Desaparece alguna vez la nieve de has atlas rocas del Líbano? ¿Se secarán acaso las frescas aguas que bajan de las montañas?» (18:14). El profeta menciona una cadena de montañas caracterizada porque la nieve cubre la cima de los picos más altos la mayor parte del año, además de ser un espectáculo natural, habla de la constancia.
Un ejemplo semejante y más cercano a nosotros es la cadena de montañas rocosas que se extiende desde la parte occidental de Canadá hasta el estado de Colorado en Estados Unidos. Un majestuoso espectáculo donde se aprecian los más bellos atardeceres y en donde la nieve permanece hasta gran parte de los meses de verano. Por último, así como dice el versículo, «las frescas aguas que bajan de las montañas», cuando se derrite la nieve, vienen a desembocar en el estado de Nuevo México.
Más allá de la belleza natural, la intención del profeta es enseñarnos la constancia de ese ciclo muy particular de la naturaleza: no falta ni la nieve, ni el agua fría. Así debemos ser constantes en buscar a Dios cada día; podría faltarnos todo, pero no la presencia divina.
Tomado De: Lecturas Devocionales Para Menores 2023. “SIGUIENDO LAS HUELLAS DE LOS GRANDES PERSONAJES DE LA BIBLIA” Por: «CÉSAR SÁNCHEZ MURILLO» Colaboradores: Karla González & Sebastian Rondo