LA APARIENCIA ENGAÑOSA DEL PECADO
«Más bien, anímense unos a otros día tras día, mientras se diga «Hoy», para que el engaño del pecado no endurezca a nadie». Hebreos 3:13, RVC
«PORQUE LA PAGA del pecado es muerte» (Rom. 6:23). El pecado, independientemente de cuán pequeño se piense que es, se puede acariciar únicamente a costa de la vida eterna. […]
Adán y Eva se persuadieron a sí mismos de que un acto tan insignificante como comer de la fruta prohibida no podía dar como resultado consecuencias tan terribles como las que Dios había anunciado. Pero ese pequeño acto era pecado, la transgresión de la ley inmutable y santa de Dios, y abrió las compuertas de la muerte y de indecible calamidad para nuestro mundo. Siglo tras siglo han ascendido del mundo continuas exclamaciones de duelo, y toda la creación gime y se retuerce de dolor como consecuencia de la desobediencia humana. El cielo mismo ha sentido los efectos de su rebelión contra Dios. El Calvario se yergue como un monumento del asombroso sacrificio requerido como propiciación por la transgresión de la ley divina. No consideremos el pecado un asunto trivial. Las manos, los pies y el costado del Hijo del Dios infinito, ¿no constituyen un testimonio eterno ante el universo de la malignidad y maldición del pecado?
¡Ojalá que en la mente de jóvenes y ancianos se forme una impresión correcta sobre la tremenda pecaminosidad del pecado! […]
Dios no es engañado por apariencias de piedad. No se equivoca en la estimación del carácter. Los seres humanos pueden ser engañados por los que tienen el corazón corrompido, pero Dios penetra todos los disfraces y lee la vida interior. El valor moral de cada alma es pesado en la balanza del santuario celestial. ¿No influirán sobre nosotros estos pensamientos para que dejemos de hacer el mal y aprendamos a hacer el bien? No se gana nada con una vida de pecado, sino desesperación. […]
Dejemos que la fe se apropie de las promesas de Dios. Jesús tiene poder para salvar a su pueblo de sus pecados. La luz del cielo ha iluminado nuestro camino. El pecado nos ha sido revelado por la Palabra y el Espíritu de verdad, para que no seamos hallados transgresores de los preceptos divinos, y no haya oportunidad de alegar la excusa de la ignorancia. El mandamiento es: «Que se aparte de la maldad» (2 Tim. 2:19, NVI). — The Review and Herald, 27 de marzo de 1888.
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Devocional Vespertino Para 2023.
«A FIN DE CONOCERLE»
Por: ELENA G. DE WHITE
Colaboradores: Ruben D. Salazar & Miguel Miguel