Lee para el estudio de esta semana: Levítico 19

Antes de comenzar nuestro estudio, debemos recordar que la santidad es tanto posicional como práctica (Warren Wiersbe, Be Holy: Becoming “Set Apart” for God [Colorado Springs, CO: David C. Cook, 2010], p. 9), ya que cuando ponemos nuestra fe en Jesús y nos bautizamos, la Biblia dice que en un sentido espiritual y muy real estamos «en Cristo» (Gal. 3: 26, 27). En otras palabras, dado que él es santo y nosotros estamos posicionalmente en él, también somos santos. Nunca podrás ser más santo de lo que eres en Jesús (Efe. 1: 4; Col. 1: 22; Heb. 10: 14). ¡Piensa en ello! El evangelio nos dice que Dios sustituye nuestra injusticia por su santidad cuando confiamos en Cristo.

Estar posicionalmente en Jesús nos hace santos en la práctica, de adentro hacia afuera. No solo vivimos en Jesús, ¡sino que él vive también en nosotros a través del Espíritu Santo! La santidad, pues, es obra de Dios para nosotros y en nosotros mediante la santificación, que es el proceso de ser hechos santos. Sabemos que esto está ocurriendo en nuestra vida cuando empezamos a tener pensamientos más santos, motivos más santos, planes más santos, y cuando vivir para Jesús y servirle se convierte en algo deseable y satisfactorio.

Nuestra responsabilidad es entregarnos al Señor cada día y cooperar con lo que él hace en nosotros y a través de nosotros. A través de las Escrituras, Dios nos enseña cómo vivir una vida santa para él (2 Tim. 3: 16-17), y Levítico 19 proporciona algunos ejemplos concretos de cómo hacerlo. Este capítulo trata sobre cómo vivir de forma práctica en este mundo porque somos posicionalmente santos en Cristo. Dios proporciona ejemplos concretos de cómo podemos ser santos en nuestras relaciones con los demás, entre los que se encuentran nuestros padres, los pobres, los ricos, los ciegos, los sordos, los ancianos, los empleados, los vecinos, los inmigrantes, el sexo opuesto, e incluso los animales. Todo este capítulo trata sobre cómo se manifiesta Jesús en nosotros a través de la santidad práctica.

• Copia de tu versión preferida de la Biblia Levítico 19.
• Si no cuentas con mucho tiempo, puedes copiar Levítico 19: 11-18, 28-37.
• También puedes parafrasear el pasaje bíblico utilizando tus propias palabras, resumirlo o hacer un bosquejo.