Surgen muchas preguntas en relación con la ley de Dios en Levítico, la más común de ellas cómo saber qué leyes han quedado obsoletas y cuáles siguen siendo relevantes para nosotros hoy. Es una gran pregunta y la respuesta es bien sencilla: si el Nuevo Testamento la apoya, sigue vigente hoy. Por ejemplo: dado que el Nuevo Testamento enseña que los sacrificios de animales terminaron con la muerte de Jesús, hoy no practicamos los sacrificios de animales (Col. 2:14-17; Heb. 10:1-4), y dado que el Nuevo Testamento no condena mezclar dos tipos de tejido en nuestra ropa, nosotros tampoco lo condenamos. Bastante sencillo, ¿no?
Esta sencilla comprensión también es válida para los pecados que requerían la pena de muerte en el libro de Levítico. Puesto que el Nuevo Testamento sigue llamándolos pecados, hoy también nosotros los consideramos así, pero como el Nuevo Testamento prescribe una forma distinta de castigo (que no es la pena capital; 1 Cor. 5), acogemos parte, pero no la totalidad, de este tipo de mandamiento. Sin embargo, no debemos olvidar que, en última instancia, «el pago que da el pecado» sigue siendo «la muerte» (Rom. 6:23). La pena de muerte de Levítico era una pequeña figura del gran juicio final profetizado en el Nuevo Testamento (Apoc. 20:8), por lo que debemos ser rápidos en arrepentirnos y poner nuestra fe en Cristo. Y para que conste, los Diez Mandamientos de Éxodo 20 se encuentran también en el Nuevo Testamento (Mat. 4:10; 12:34-37; 19:18, 19; Hech. 17:29; Rom.7:7; 13:9; Heb.4:4, 9, 10).
Querer predicar únicamente a Jesús y enseñar a la gente a amar es un deseo noble y bueno. Todos los que comprenden la centralidad de Jesús se regocijan al saber que enseñar correctamente la ley de Dios es enseñar a Jesús y su amor. De hecho, la ley no solo es una descripción del carácter de Cristo, sino que también define el verdadero amor. Los cuatro primeros mandamientos expresan el amor a Dios, y los seis últimos expresan el amor a nuestros semejantes (Mat. 22: 37-40). Sin embargo, es difícil imaginar que alguien intente enseñar a otro lo que es el amor mientras simultáneamente rechaza la definición que Dios da de él. El resultado final de esto es una forma falsa o sentimental de amor que refleja el mundo y no la atmósfera del cielo, razón por la cual debemos cumplir la ley de Dios en su totalidad.
El argumento de que el antiguo pacto se eliminó en la cruz es quizá la más persistente de todas las objeciones al cumplimiento de la ley tal como se encuentra en Levítico y en toda la Escritura, a pesar de que, en lugar de deshacerse de la ley, el nuevo pacto simplemente la reubica. La ley del antiguo pacto la escribió Dios en tablas de piedra, pero la ley del nuevo pacto la escribe el Espíritu Santo (Dios) en el corazón (Heb. 10: 16). Esto, por supuesto, significa que ahora, con la ley escrita en el corazón, ¡podemos y debemos obedecerla aún más plenamente! Esto es exactamente lo que Pablo quiso decir en Romanos 8: 4 cuando declaró que «las justas exigencias de la ley» se pueden cumplir en nosotros, que «ya no vivimos según las inclinaciones de la naturaleza débil sino según el Espíritu».
Prepárate, porque la reflexión que sigue es bastante profunda. Bajo el antiguo pacto, la ley de Dios es una lista de buenos mandamientos, pero bajo el nuevo pacto, es una lista de buenas promesas (Éxo. 20:1-17): «Guardaré el sábado», «no robaré», «no mataré», «no cometeré adulterio», etcétera, etcétera. ¿No es una hermosa manera de pensar?
Después de repasar el texto que copiaste y resaltaste:
¿Qué enseñanzas especiales crees que refleja?
¿Qué preguntas te surgen?
¿Qué partes te parecieron difíciles?
¿Qué otros principios y conclusiones encuentras?
¿Qué implicaciones tiene el hecho de que los mandamientos se conviertan en promesas en el nuevo pacto? ¿Cómo influye eso en nuestra relación con Dios?
Lección de Escuela Sabática Para Jóvenes Universitarios 2023. 3er. trimestre 2023 LA RESTITUCIÓN Lección 14 «LA LEY» Colaboradores: Pr. Brayan R Cedillo & Magda Sanchez