Lección E. Sabática Universitarios 2023 Para el: 03 septiembre
Si hay un versículo que inspiró el movimiento adventista, ese es Daniel 8: 14: «Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas. Después de eso, el santuario será purificado». Este versículo condujo a los adventistas a una comprensión más profunda del Día de la Expiación, pues apuntaba claramente a Levítico 16: 30: «Ese día se hará expiación por ustedes, y así delante del Señor quedarán limpios de todos sus pecados».
Durante muchos años, los cristianos habían enseñado que la tierra era el santuario y que la tierra sería limpiada con fuego cuando Jesús regresara. En base a esta creencia, llegaron a la conclusión de que Daniel 8: 14 señalaba a la segunda venida de Jesús y al fin del mundo. Esta idea cobró especial fuerza cuando William Miller empezó a predicar que todo esto ocurriría en 1844. Sus pruebas bíblicas parecían abrumadoras. Utilizando Daniel 9: 25-27, demostró que los 2,300 días que aparecen en Daniel 8: 14 comenzaron en el año 457 a. C., cuando Artajerjes ordenó la restauración y reconstrucción de Jerusalén. Luego demostró que un día simboliza un año en la profecía bíblica (Núm. 14: 34; Eze. 4: 4-6), por lo que los 2,300 días proféticos eran en realidad 2,300 años literales que comenzaron en el año 457 a. C. Te puedes imaginar la gran expectación que se produjo cuando Miller hizo los cálculos frente a los miles de personas que acudieron a oírlo predicar, y demostró que los 2,300 años terminarían pronto, en el año 1844.
Pero Jesús no regresó en la fecha indicada por Miller, y muchos renunciaron a su fe o rechazaron de plano la profecía de Daniel. Afortunadamente, hubo un grupo (que más tarde se organizarían como la Iglesia Adventista del Séptimo Día) que encontraron pruebas bíblicas sólidas de que la fecha era correcta, ¡era el acontecimiento lo que estaba equivocado! Vieron que la fecha de inicio, el año 457, tenía que ser correcta, así como la fecha final, 1844, ya que coincidían perfectamente con las predicciones relativas al Mesías que se encuentran en los mismos pasajes. Las 69 semanas (483 años proféticos) desde el año 457 a. C. apuntaban al 27 d. C., el mismo año en que el Mesías fue ungido por el Espíritu Santo y bautizado. Las 70 semanas desde el año 457 a. C. (490 años proféticos) señalaban a la muerte del Mesías en el año 31 d. C., en la mitad de la semana profética; y el final de esa semana señalaba el rechazo definitivo de Cristo y de sus discípulos por parte de la nación judía en el año 34 d. C.
Entonces, ¿qué ocurrió realmente en 1844? ¿Qué santuario necesitaba ser purificado según Daniel 8: 14? No tuvieron que preguntárselo durante mucho tiempo. En primer lugar, descubrieron que la Biblia nunca llama santuario a esta tierra. Después, comprendieron que este pasaje no podía referirse al santuario del Antiguo Testamento en Jerusalén, ya que el acontecimiento en cuestión tuvo lugar en 1844. El servicio del templo judío había terminado hacía mucho tiempo, en el año 70 d. C., cuando Jerusalén fue destruida, así que esta no era una opción. Al estudiar los libros de Hebreos y Apocalipsis en relación con Daniel, les impresionó el hecho de que existe un santuario en el cielo. Descubrieron que el santuario del que se habla en Levítico era una versión en miniatura del santuario celestial, donde millones de ángeles ministran a Dios Padre y a Dios Hijo (Dan. 7: 10; Heb. 8: 1-5; 9: 23, 24; Apoc. 11: 19). ¡Moisés, Daniel, Pablo y el apóstol Juan confirman esta verdad!
Este fue un descubrimiento increíble para los fundadores del movimiento adventista. Se dieron cuenta de que Miller y los milleritas habían pasado por alto este detalle crucial. En lugar de ser la tierra el santuario que debía ser purificado, la Biblia señalaba al santuario del cielo. De repente, Levítico 16 se convirtió en un capítulo extremadamente importante para los adventistas. Al estudiar este capítulo, los estudiosos de la profecía bíblica pudieron vislumbrar la obra de Jesús en el santuario celestial, la cual comenzó en 1844.
Regresa al texto que has copiado o parafraseado. Analízalo directamente y reflexiona sobre su contenido con el máximo detenimiento.
Del pasaje clave, selecciona un versículo para memorizarlo. Escríbelo varias veces con el fin de que te sea más fácil recordarlo.
¿Cómo responderías a alguien que te preguntara por qué el santuario del cielo necesita ser purificado?
¿Qué hace Jesús ahora en el cielo?
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Lección de Escuela Sabática Para Jóvenes Universitarios 2023.
3er. trimestre 2023 LA RESTITUCIÓN
Lección 11 «EL JUICIO»
Colaboradores: Pr. Brayan R Cedillo & Magda Sanchez
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