«Aconteció, muchos días después que Jehová diera reposo a Israel de todos sus enemigos alrededor, que Josué, siendo ya viejo y avanzado en años, llamó a todo Israel, [. . .] y les dijo: “Yo ya soy viejo y avanzado en años. Y vosotros habéis visto todo lo que Jehová vuestro Dios ha hecho con todas estas naciones por vuestra causa; porque Jehová vuestro Dios es quien ha peleado por vosotros. He aquí os he repartido por suerte, en herencia para vuestras tribus, estas naciones, así las destruidas como las que quedan, desde el Jordán hasta el Mar Grande, hacia donde se pone el sol. Y Jehová vuestro Dios las echará de delante de vosotros, y las arrojará de vuestra presencia; y vosotros poseeréis sus tierras, como Jehová vuestro Dios os ha dicho
«“Esforzaos, pues, mucho en guardar y hacer todo lo que está escrito en el libro de la ley de Moisés, sin apartaros de ello ni a diestra ni a siniestra; para que no os mezcléis con estas naciones que han quedado con vosotros, ni hagáis mención ni juréis por el nombre de sus dioses, ni los sirváis, ni os inclinéis a ellos. Mas a Jehová vuestro Dios seguiréis, como habéis hecho hasta hoy. «Pues ha arrojado Jehová delante de vosotros grandes y fuertes naciones, y hasta hoy nadie ha podido resistir delante de vuestro rostro. [. . .] Guardad, pues, con diligencia vuestras almas, para que améis a Jehová vuestro Dios. [. . .]
«Y he aquí que yo estoy para entrar hoy por el camino de toda la tierra; reconoced, pues, con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, que no ha faltado una palabra de todas las buenas palabras que Jehová vuestro Dios había dicho de vosotros; todas os han acontecido, no ha faltado ninguna de ellas. Pero así como ha venido sobre vosotros toda palabra buena que Jehová vuestro Dios os había dicho, también traerá Jehová sobre vosotros toda palabra mala, hasta destruiros de sobre la buena tierra que Jehová vuestro Dios os ha dado, si traspasareis el pacto de Jehová vuestro Dios que él os ha mandado, yendo y honrando a dioses ajenos, e inclinándoos a ellos. Entonces la ira de Jehová se encenderá contra vosotros, y pereceréis prontamente de esta buena tierra que él os ha dado”».
«“Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a Jehová. Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová”». (Josué 23; 24: 14, 15)
APLÍCALO A TU VIDA
Domingo
Lee las secciones Identifícate con la historia y explica la historia de esta semana. Las preguntas exploran los temas de nuestra relación con Dios, la fidelidad de Dios hacia nosotros y nuestra relación y testimonio hacia los demás. Las personas a menudo tropiezan en dos ideas diferentes, aunque falsas, acerca de Dios: que Dios va a condonar su pecado sin su arrepentimiento y que de alguna manera podremos lograr la salvación por medio de nuestros propios esfuerzos. Dios nos pide que confiemos completamente en él. Elena G. de White escribió: «Mientras confiaban en su propia fuerza y justicia, les era imposible lograr el perdón de sus pecados; no podían satisfacer las exigencias de la perfecta ley de Dios, y en vano se comprometían a servir a Dios. Solo por la fe en Cristo podían alcanzar el perdón de sus pecados, y recibir fuerza para obedecer la ley de Dios. Debían dejar de depender de sus propios esfuerzos para salvarse; debían confiar por completo en el poder de los méritos del Salvador prometido, si querían ser aceptados por Dios» (Patriarcas y profetas, pp. 562-563).
Eso es gracia. ¿Por qué crees que a ciertas personas se les dificulta tanto aceptar la gracia, ya sea que signifique dejar a un lado el pecado o sus propios esfuerzos equivocados por llegar a ser «suficientemente buenos»?