Sin la iluminación del Espíritu de Dios, seremos incapaces de discernir la verdad del error y caeremos bajo las arteras tentaciones y los engaños que Satanás traerá sobre el mundo. Estamos cerca del fin de la controversia entre el Príncipe de la luz y el príncipe de las tinieblas, y pronto los engaños del enemigo probarán nuestra fe, de qué clase es.
Si alguna vez hubo un tiempo en que tuvimos necesidad de fe e iluminación espiritual, es ahora. Los que están velando con oración y escudriñando diariamente las Escrituras con el ferviente deseo de conocer y hacer la voluntad de Dios, no serán extraviados por ninguno de los engaños de Satanás…
Tenemos necesidad de la verdad en todo punto. La necesitamos no adulterada con el error, ni contaminada por las máximas, costumbres y opiniones del mundo. Necesitamos la verdad con todas sus inconveniencias. La aceptación de la verdad incluye siempre una cruz. Pero Jesús dio su vida en sacrificio por nosotros, ¿y no le rendiremos nuestros mejores afectos, nuestras más santas aspiraciones, nuestro servicio más pleno? (In Heavenly Places, p. 350; parcialmente en los lugares celestiales, p. 352).
Desde los días de Adán hasta los nuestros, el gran enemigo ha ejercitado su poder para oprimir y destruir. Se está preparando actualmente para su última campaña contra la iglesia. Todos los que se esfuerzan en seguir a Jesús tendrán que entrar en lucha con este enemigo implacable. Cuanto más fielmente imite el cristiano al divino Modelo, tanto más seguramente será blanco de los ataques de Satanás. Todos los que están activamente empezados en la obra de Dios, tratando de desenmascarar los engaños del enemigo y de presentar a Cristo ante el mundo, podrán unir su testimonio al que da San Pablo cuando habla de servir al Señor con toda humildad y con lágrimas y tentaciones.
Satanás asaltó a Cristo con sus tentaciones más violentas y sutiles; pero siempre fue rechazado. Esas batallas fueron libradas en nuestro favor; esas victorias nos dan la posibilidad de vencer. Cristo dará fuerza a todos los que se la pidan. Nadie, sin su propio consentimiento, puede ser vencido por Satanás. El tentador no tiene el poder de gobernar la voluntad o de obligar al alma a pecar. Puede angustiar, pero no contaminar. Puede causar agonía, pero no corrupción. El hecho de que Cristo venció debería inspirar valor a sus discípulos para sostener denodadamente la lucha contra el pecado y Satanás (El conflicto de los siglos, pp. 499, 500).
Los hijos de Dios son sabios cuando confían solo en la sabiduría que viene de arriba, y cuando no tienen otra fuerza sino la que viene de Dios.
Necesitamos separarnos de la amistad y el espíritu del mundo, si deseamos estar unidos al Señor y permanecer en él. Nuestra fortaleza y nuestra prosperidad consisten en que estemos conectados con el Señor, elegidos y aceptados por él (Testimonios para la iglesia, t. 2, p. 607).
Notas de Elena G. White para la Escuela Sabática 2023.
3er. Trimestre 2023 «EFESIOS»
Lección 12: «EL LLAMADO A ESTAR FIRMES»
Colaboradores: Ana Hironymus & Esther Jiménez