Dios nos creó a su imagen y semejanza. Nos entregó un mundo perfecto y su propósito era que viviéramos en perfecta conexión con él; una relación centrada en su atributo más precioso: el amor. Pero, para que el amor sea real, Dios también nos dio otro don precioso: el libre albedrío, la libertad de elegir qué camino seguir. Por supuesto, Dios dio instrucciones claras a Adán y a Eva sobre el peligro y las consecuencias mortales de la desobediencia (Gén. 2:16, 17). Satanás, por su parte, persuadió engañosamente a Eva de que podía comer del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal sin ninguna consecuencia negativa; al contrario, afirmó: «Serán como Dios, conocedores del bien y del mal» (Gén. 3:5). Por desgracia, Eva decidió desobedecer y le ofreció el fruto a Adán, quien tomó la misma decisión. Por ende, la Creación perfecta se tiñó de pecado.
Ese momento cambió el plan y el propósito originales de Dios para el planeta Tierra, recientemente creado. La misión de salvación, que había sido planificada «antes de la creación del mundo» (Efe. 1:4), debía implementarse ahora.
Lee Génesis 3:9 al 15. ¿Cuáles fueron las primeras palabras de Dios a Adán después de que él y Eva cayeran, y por qué esa declaración es tan significativa incluso hoy en términos teológicos?
Por supuesto, Dios sabía exactamente dónde estaban. Dominados por el miedo, Adán y Eva eran quienes necesitaban ver lo que estaba sucediendo. Pero también necesitaban ser confrontados para que pudieran comprender las terribles consecuencias de su pecado. También Satanás debía ser derrotado. Para ello, Dios comenzó a presentar su misión: el plan de redención (ver Gén. 3:14, 15), la única esperanza de reconciliar «consigo al mundo» (2 Cor. 5:19).
Sin embargo, debemos prestar mucha atención al hecho de que, antes de la confrontación y de la promesa de reconciliación, Dios fue en busca de la humanidad caída. A pesar de la situación aparentemente desesperada, Dios aborda esencialmente dos cuestiones en su pregunta a Adán: su naturaleza misionera y nuestro estado caído. Estamos perdidos y necesitamos desesperadamente la salvación. Él es quien sale a nuestro encuentro decidido a salvarnos y a estar con nosotros.
De principio a fin de la historia, Dios sigue preguntando: «¿Dónde estás?» En tu experiencia personal, ¿qué significa esto para ti y cómo le respondiste?
Lección de Escuela Sabática Para Adultos 2023. 4° Trimestre 2023 «LA MISIÓN DE DIOS: MI MISIÓN» Lección 1: «LA MISIÓN DE DIOS EN FAVOR DE NOSOTROS: PRIMERA PARTE» Colaboradores: Jeser A. Tique & Obed Rodríguez