Devoción Familiar 2023 Para el: 19 septiembre
Yo soy el camino, la verdad, y la vida. JUAN 14:6
Lin Yutang era chino, cristiano de tercera generación. Su Padre había sido pastor presbiteriano en un pequeño pueblo. Después que Lin terminó la universidad y comenzó a enseñar en Peking, empezó a absorber las ideas humanistas a su alrededor.
Lin llegó a ser un erudito y un autor famoso. Un día su esposa cristiana lo invitó a ir a la iglesia con ella. Estaban en ese momento en Nueva York. Lin no estaba muy interesado, pero su creencia de que las personas podían ayudarse por sí solas había comenzado a erosionarse. Se le había hecho claro a Lin que, a pesar del progreso tecnológico, los hombres y mujeres aún podían actuar como salvajes en el siglo XX.
Lin, sin mucho ánimo, acompañó a su esposa a la iglesia de la avenida Madison. El predicador fue bastante elocuente en su sermón sobre la vida eterna, pero el tema no le interesaba mucho a Lin.
Sin embargo, algo que escuchó quedó en su mente: ¿Es posible que haya algo más en la vida que esta rutina secular? La pregunta le dio vueltas y vueltas y finalmente se decidió a mirar la Biblia un poco más de cerca. Se dijo a sí mismo que estaba simplemente leyendo otra vez los evangelios, pero muy pronto se encontró cara a cara con Dios en la persona de Cristo. Como dijo más tarde, él descubrió “la simplicidad y belleza increíbles de las enseñanzas de Jesús. Nunca nadie habló como Jesús”.
La idea que Lin tenía de Dios comenzó a cambiar. Se sorprendió de ver que Dios, tal cual lo reveló Jesús, era tan diferente de lo que las personas pensaban.
El evangelio tenía sentido para Lin. Ahora era el materialismo lo que no se ajustaba a la realidad. No podía creer que el mundo, según dijo, fuera “un remolino de átomos ciegos que obedecen leyes mecánicas ciegas”. No, los seres humanos tienen que tomar decisiones morales. Los seres humanos, frágiles y complacientes tienen que aceptar o rechazar el evangelio.
Lin Yutang encontró que Cristo y su evangelio eran completamente suficientes. Lo dijo en forma simple: “Al repasar mi vida pasada, sé que por 30 años viví en este mundo como un huérfano. Ya no soy más un huérfano”.
Hay veces en que la duda asedia la mente de los cristianos sinceros, pero Jesús provee seguridad en nuestros tiempos de duda. Él nos recuerda: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” (Juan 14:6). Jesús aclara nuestras dudas. El no contesta necesariamente todas nuestras preguntas, pero se entrega a sí mismo.
El cristianismo no es un argumento, es Jesús.
Cuando las dudas amenacen con sobreponerse a su fe, abra los evangelios.
Vuelva a conocer a Jesús.
Enamorarse de él otra vez.
Cuando todo esté en su contra, Jesús todavía está de su parte y eso es suficiente.
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Lecturas Devocionales Familiares 2023
«SOBRE TIERRA FIRME»
Por: MARK FINLEY
Colaboradores: Familia Mariscal
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