Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa. Efesios 6:1, 2.
El apóstol amonesta a los hijos a obedecer a sus padres en el Señor, o ayudarlos y a estarles sujetos. Los que verdaderamente aman a Dios no lucharán por seguir su propio camino trayendo así infelicidad a sí mismos y a otros. Lucharán para representar a Cristo en carácter. ¡Cuán precioso es el pensamiento de que los jóvenes que luchan contra el pecado, que creen, que esperan y velan por la aparición de Cristo, que se sujetan a la autoridad de los padres, y que aman al Señor Jesús, estarán entre aquellos que aman su venida y que lo encontrarán en paz! Estarán sin mancha o arruga ante el trono de Dios y gozarán para siempre de su favor. Han formado hermosos caracteres, han cuidado su habla, no han hablado falsamente, han cuidado sus actos para no cometer nada malo, y son coronados de vida eterna (En los lugares celestiales, p. 218).
Recordad que los hijos tienen derechos que deben ser respetados.
Los niños tienen derechos que sus padres deben reconocer y respetar. Tienen derecho a recibir una educación y preparación que los hará miembros útiles de la sociedad, respetados y amados aquí, y les dará idoneidad moral para la sociedad de los santos y puros en la vida venidera. Debe enseñarse a los jóvenes que su bienestar presente y futuro depende en gran medida de los hábitos que adquieran en la niñez y la juventud. Deben acostumbrarse temprano a la sumisión, la abnegación y la consideración por la felicidad ajena. Debe enseñárseles a subyugar el genio vivo, a retener las palabras coléricas y a manifestar invariablemente bondad, cortesía y dominio propio (EL hogar cristiano, pp. 275, 276).
Los que cultivan el amor en la vida del hogar formarán caracteres a semejanza del carácter de Cristo y estarán constreñidos a ejercer una influencia ayudadora más allá del círculo familiar, a fin de que puedan bendecir a otros mediante obras bondadosas, bien pensadas, mediante palabras amables, mediante simpatía cristiana, mediante actos de benevolencia. Serán prontos para discernir a aquellos cuyo corazón está hambriento, y prepararán un festín para los necesitados y afligidos. Los que tienen discernimiento celestial, que ejercen una tierna preocupación por cada miembro de la familia, al cumplir con todo su deber, se capacitarán para hacer una obra que iluminará a otros hogares y enseñará a otros por precepto y ejemplo qué es lo que hará feliz el hogar.
Por su sabiduría y justicia, por la pureza y bondad de sus vidas diarias, por su devoción a los intereses del pueblo, aunque era idólatra, José y Daniel demostraron ser fieles a los principios de la educación recibida en su niñez, fieles a Aquel de quien eran representantes (El ministerio de la bondad, pp. 315, 316).
Notas de Elena G. White para la Escuela Sabática 2023.
3er. Trimestre 2023 «EFESIOS»
Lección 11: «PRACTIQUEMOS LA LEALTAD SUPREMA A CRISTO»
Colaboradores: Ana Hironymus & Esther Jiménez