En los días de Isaac Watts la iglesia de Inglaterra padecía de un fríoformalismo. Estaba de moda concurrir a la iglesia. Los servicios dominicales estaban a menudo colmados. Pero el cristianismo formal preocupaba grandemente a Isaac Watts. El estado letárgico del cristianismo lo atormentaba. él sabía que había una sola manera en que los complacientes cristianos podían ser sacudidos de su estupor espiritual. Necesitaban experimentar el fuego del Espíritu.
Mojando su pluma en la tinta de la urgencia, escribió:
“Desciende, Espíritu de amor, paloma celestial. Promesa fiel del Salvador, de gracia manantial.
Aviva nuestra escasa fe, concédenos salud; benigno, guía nuestro pie por sendas de virtud”.
A veces se omite la cuarta estrofa de este poderoso cántico:
“A nuestro Padre celestial;
al Hijo, autor del bien,
y al Santo Espíritu eternal,
sea la gloria. Amén”
(Himnario adventista, N 194)
¿Ha sentido alguna vez que su amor por Cristo se ha enfriado? Sólo el fuego del Espíritu puede reencender la llama. Juan el Bautista apelo a los religiosos formales de sus días a venir a Jesús, quien “os bautizará en Espíritu Santo y fuego” (Mat. 3:11). ¿Cuál es el bautismo de fuego? En la Biblia, el fuego simboliza la presencia de Dios. Moisés en el desierto, vio una zarza que ardía y no se consumía. El fuego simbolizaba la presencia de Dios. La gloria entre los querubines en el santuario simbolizaba la cercanía de Dios. La columna de fuego que guió a Israel durante la noche y el fuego que cayó del cielo y prendió el altar que Elías erigió, representaban la presencia de Dios. Las lenguas de fuego que cayeron sobre los discípulos en el Pentecostés nuevamente representaban la presencia de Dios. El bautismo de fuego representa la inmersión en la presencia purificadora y viva de Dios.
¿Está usted pidiendo en oración el fuego purificador de Dios? Ruegoque la oración de Isaac Watts, “Aviva nuestra escasa fe”, sea la nuestra en eldía de hoy.