Yo soy de mi Amado, y conmigo tiene su contentamiento. CANT. 7:10
El Cantar de los Cantares de Salomón es un canto de amor inspirado. Habla de la consagración del amor. El amor no es una emoción sentimental basada en la atracción física. No es un sentimiento superficial centrado en lo externo. El amor es una consagración duradera basada en el carácter del otro. El amor es una atracción divina entre dos individuos.
El amor se apasiona por el ser amado. El amor nunca puede ser casual, complaciente o pasivo. El amor siempre es activo, siempre agresivo, siempre persistente.
El amante en el Cantar de los Cantares de Salomón canta: “Hallé luego al que ama mi alma; lo así, y no lo dejé” (Cant. 3:4). “Mi amado es mío, y yo suya” (Cant. 2:16). El amor genuino y auténtico se consagra apasionadamente al ser amado. Esta pasión, esta entrega, esta dedicación caracteriza el cristianismo genuino. El cristianismo genuino no es algo artificial. Es una experiencia real con Jesús. Es posible tener una “formalidad externa sin pasión interna”. Hoy Dios nos llama a tener una experiencia con él en lo profundo del corazón.
Entre el 500 d.C. y 700 d.C. la iglesia irlandesa era sinónimo de fervor espiritual. Los primeros cristianos celtas enfatizaban la presencia de Dios en sus vidas. Sus himnos, poemasy oraciones reflejan su profunda santidady sus encuentros personales con Dios. Las oraciones de estos primeros cristianos celtas revelan la posibilidad deuna relación de amor, una amistad realcon Dios.
“Estoy arrodillado
a los ojos del Padre que me creó,
a los ojos del Hijo que me compró,
a los ojos del Espíritu que me limpió,
en amistad y amor”.
Unido en amor hacia nosotros, Dios anhela nuestro afecto. Él anhela nuestra amistad, nos llama a tener un cristianismo auténtico. En las palabras del viejo himno celta: “Sé tú mi visión, oh, Señor de mi corazón; nada deseo para mi excepto que tú seas mi mejor pensamiento, de día o de noche, al despertar o al dormir, tu presencia es mi luz”.
Salomón tenía razón. El amor no nos deja otro camino que apasionarnos por el que amamos. Lo deseamos a él y él nos desea a nosotros. Estamos contentos con él y él está contento con nosotros. Somos sus amigos para siempre hoy y a través de la eternidad.