Lección Menores 2023 Para el: 26 agosto
VERSÍCULO PARA MEMORIZAR
«Sean humildes y amables; tengan paciencia y sopórtense unos a otros con amor» (Efesios 4: 2).
MENSAJE
Servir a los demás en nombre de Dios puede ser una aventura y un desafío.
REFERENCIAS
Números 14:31-33; 14
Patriarcas y profetas, cap. 34.
Creencias fundamentales 17, 22, 7
¿Has tenido alguna vez que tratar con gente difícil? Quizá intentaste ayudarlos, pero ellos no han querido ayudarse a sí mismos. Por diversas razones, podrías enfrentar desafíos. Veamos cómo Josué, Caleb y Moisés asumieron la tarea de guiar a un pueblo terco, una nación desagradecida e infiel.
– Estás mintiendo – Palti se enfrentó a Josué, y señalándolo con el dedo, añadió-: ¡No podemos atacar a esa gente! Ellos son más fuertes que nosotros (Números 13: 31).
Josué permaneció en completo silencio.
-No podemos atacar a los cananeos. Son más fuertes que nosotros -dijo Setur-. ¡Son gigantes!
Comparados con ellos parecemos langostas.
Caleb se adelantó e hizo callar al pueblo de esta manera:
-Escúchenme. Debemos ir inmediatamente y tomar posesión de esa tierra. Podemos tomarla, con toda seguridad.
A pesar de sus esfuerzos, las discusiones y los argumentos de los espías se extendieron como una neblina por todo el campamento. Las frutas que habían traído habían causado gran sensación. La tierra parecía perfecta. Tenía todo lo que ellos necesitaban. Pero ahora el conflicto echaba por tierra todo el entusiasmo del pueblo.
-La gente que habita Canaán es poderosa -dijo un espía. Se había olvidado de que Dios es más poderoso aún.
-Las ciudades están fortificadas y son grandes -dijo otro. Se había olvidado de que Dios los había sacado de Egipto, la nación más poderosa de la tierra.
-Hemos visto a los gigantes que allí habitan, los descendientes de Anac -dijo un tercero. Había olvidado cuán grande es Dios.
Al anochecer, el lamento de la gente impregnaba el aire como un gigantesco funeral. Por la mañana, el pueblo culpaba a Moisés de su miseria.
-¿Por qué nos sacaste de Egipto? -le reprochaban.
Se habían olvidado de que Dios, y no Moisés, los había sacado de Egipto.
-Mejor que hubiéramos muerto en el desierto –decían. Se habían olvidado de que Dios los había librado de la muerte en el desierto.
Entonces uno de ellos dijo:
-Regresemos a Egipto.
Sin detenerse a pensar, decidieron buscar un líder que los guiara de nuevo a la esclavitud.
El pueblo hebreo estaba rechazando a Moisés como su dirigente, y también rechazaban a Dios como su guía.
Caleb y Josué rompieron sus ropas y exclamaron:
-¡La tierra que fuimos a explorar es excelente! Si el Señor nos favorece, nos ayudará a entrar a esa tierra y nos la dará. Es un país donde la leche y la miel corren como el agua. Pero no se rebelen contra el Señor, ni le tengan miedo a la gente de ese país, porque ellos van a ser pan comido para nosotros; a ellos no hay quien los proteja, mientras que nosotros tenemos de nuestra parte al Señor. ¡No tengan miedo! Números 14:7-9).
-¡Apedréenlos! -alguien gritó y otros repitieron- ¡Apedréenlos!
De pronto la columna de nube, la presencia visible de Dios, se puso al frente del tabernáculo.
Dios le habló a Moisés:
-¿Hasta cuándo esta gente dejará de creer en mí, a pesar de todas las señales milagrosas que he realizado entre ellos?
Era como si Dios le preguntara a Moisés: «¿Qué más puedo hacer para probarles que soy el Dios verdadero?». Entonces Dios dijo algo inesperado:
-Les voy a enviar una epidemia mortal que les impida tomar posesión de esa tierra; pero de ti haré un pueblo más grande y más fuerte que ellos (Números 14:12).
Moisés respondió:
-Si matas a este pueblo de un solo golpe, las naciones que saben de tu fama van a decir: «El Señor no pudo hacer que este pueblo entrara en la tierra que había jurado darles, y por eso los mató en el desierto». Puesto que tu amor es tan grande, perdónale a este pueblo su maldad, ya que has tenido paciencia con ellos desde Egipto hasta este lugar (Números 14:16-19).
La respuesta de Moisés era extraordinaria, porque no pensaba en sí mismo, sino en Dios. Hubiera podido culpar a Dios. Hubiera podido permitir que el pueblo sufriera las consecuencias por desconfiar de Dios. Pero Moisés no pensó en ninguna de esas cosas. Su respuesta a Dios demostraba que amaba al pueblo hebreo a pesar de sus palabras y de sus malas acciones, a pesar de su terca rebelión. Su respuesta a Dios demostraba que le preocupaba la reputación de Dios, no la suya.
La terrible sentencia cayó finalmente sobre aquel pueblo que acampaba en los límites de la tierra prometida. Dios dijo:
-Debido a que se han rebelado contra mí, ninguno de ustedes entrará a esa tierra. Solo Caleb y Josué, que confiaron en mí, algún día la habitarán.
Toda persona mayor de veinte años murió en el desierto, tal como habían deseado. Una generación completa pereció. Una generación completa que no logró habitar aquella tierra que no reconoció que el gozo en esta vida proviene de servir a un Dios amante, como había hecho Moisés, alguien que fue un modelo para ellos.
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Lección de Escuela Sabática para INTERMEDIARIOS
3er Trimestre 2023
Lección 10: «UNA AVENTURA Y UN DESAFÍO»
Colaboradores: Israel Esparza & Emmanuel Tapia
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