No se desanimen, ni tengan miedo por los rumores que oirán por la tierra. Año tras año habrá rumores de violencia y de un tirano que se levanta contra otro. Jeremías 51:46, RVC.
A pesar de que Dios usó a Babilonia para juzgar a otras naciones, fue castigada y vencida por los medos. «El hecho de que las depredaciones de los babilonios hubieran sido empleadas por Dios para castigar el mal y para llevar a su pueblo al arrepentimiento, de ninguna manera aminoraba la responsabilidad que ellos tenían con respecto a sus maldades. Cada hombre es responsable de sus propias malas elecciones… Muchas veces Dios hace que las obras del enemigo sirvan para cumplir sus propósitos misericordiosos». (4CBA, p. 562).
Los habitantes de Babilonia estaban confiados en su ciudad fortificada, pero los medos desviaron los cauces del río Éufrates mientras los babilonios se entregaban a orgías. Los invasores entraron e incendiaron la ciudad. Jeremías profetizó la caída del Imperio Babilónico, pero consoló a los fieles y miedosos judíos, los exhortó a que no desmayaran frente a las calamidades venideras. En un sentido, la caída de Babilonia era una buena noticia para ellos, pues habían sido maltratados y oprimidos por esa nación pagana. Llegó la hora en que Babilonia sería juzgada y reducida a ruinas, y los judíos dispersos regresarían de su exilio. Los babilonios tuvieron oportunidad de conocer a Dios a través de hombres como Daniel y Ezequiel; y los exiliados fueron advertidos: «Ustedes, pueblo mío, ¡salgan de allí! ¡Pónganse a salvo del ardor de mi ira!» (Jeremías 51:45, RVC).
¿En qué Babilonia te encuentras? ¿Una relación no aprobada por Dios? ¿Un trabajo donde no puedes adorar a Dios en su día santo? ¿Un vecindario que está corrompiendo a tus hijos? ¿Una ciudad convertida en selva de concreto y humo que te mantiene ocupada y roba el tiempo que pertenece a Dios? ¿Un círculo de amigos que te aleja de Dios? Cualquiera sea tu circunstancia, tienes un llamado a salir de tal confusión.
Si vives en ciudades como Babilonia, sé un ejemplo de fidelidad y obediencia al Dios verdadero. «Así como los cautivos desterrados escucharon el mensaje: ‘Huid de en medio de Babilonia’ (Jeremías 51:6), y fueron devueltos a la tierra prometida, los que hoy temen a Dios prestan atención a la orden de retirarse de la Babilonia espiritual, y pronto se destacarán como trofeos de la gracia divina en la tierra hecha nueva, la Canaán celestial» (PR, pp. 527, 528).
Sal de cualquier situación que sea una Babilonia para ti.