Y alzando ellos los ojos, a nadie vieron sino a Jesús solo. MAT 17:8.
Eliza Hewitt sabía lo que era experimental una tragedia. Su carrera como maestra de escuela pública terminó cuando un alumno descontrolado la golpeó con una pesada pizarra. Eliza sufrió unasevera lesión en su espina dorsal y nunca más pudo volver a enseñar.
Mientras se recuperaba de su lesión, Eliza repasó las promesas de Dios que se cumplieron en Jesucristo. Ella se sorprendió de cuán acertadamente señalaron las profecías del Antiguo Testamento al Mesías. En su aflicción descubrió una nueva relación con Jesús.
Sobrecogida de emoción, ella escribió este conocido himno:
“Más de Jesús deseo saber, más de su gracia conocer,
más de su salvación gozar, más de su dulce amor gustar.
Más quiero amarle,
más quiero honrarle,
más de su salvación gozar,
más de su dulce amor gustar”
((Himnario adventista, N. 406).
No importa lo que sepamos de Jesús, siempre hay más para saber.
Cualquiera que sea la experiencia que tengamos con Jesús, siempre hay más para experimental. El apóstol Pablo regularmente usa la expresión, “mucho más”.
Él parece estar maravillado cuando dice: “Pues mucho estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira” (Rom 5:9). Y continúa diciendo: “Mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida” (Rom. 5:10).
En el versículo 15 él exclama: Abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios”. Pablo usa la expresión “mucho más” por lo menos diez veces en sus escritos. Para él hay mucha más gracia, mucho más perdón, mucha más justicia, mucho más de Jesús.
El amor de Jesús es infinito. “Las inescrutables riquezas de Cristo” hablan de ello (Efe. 3:8). La perla de gran precio “Habla de ello (Mat. 13:46). “Un tesoro escondido en un campo” habla de ello (ver. 44). Estás declaraciones nos invitan a buscar en su Palabra, a descubrir eso que es “mucho más” que el aún tiene para ofrecernos. Sus gemas no yacen sobre la superficie. “Un abismo llama a otro” (Sal. 42:7).
Dios nos está llamando a cada uno de nosotros para tener una relación con Jesús que vaya más profundo que la superficie. Los abismos de Dios nos están llamando a “mucho más” de su gracia de los que podemos imaginar.