Pablo ruega a los efesios que conserven la unidad y el amor: «Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que sois llamados; con toda humildad y mansedumbre, con paciencia soportando los unos a los otros en amor; solícitos a guardar la unidad del Espíritu…
Con mansedumbre y bondad, tolerancia y amor, debían manifestar el carácter de Cristo y las bendiciones de su salvación. Hay un solo cuerpo, un Espíritu, un Señor, una fe. Como miembros del cuerpo de Cristo, lodos los creyentes son animados por el mismo espíritu y la misma esperanza. Las divisiones que haya en la iglesia deshonran la religión de Cristo delante del mundo, y dan a los enemigos de la verdad ocasión de justificar su conduela. Las instrucciones de Pablo no fueron escritas solamente para la iglesia de su tiempo. Dios quería que fuesen transmitidas hasta nosotros. ¿Qué estamos haciendo para conservar la unidad en los vínculos de la paz? (Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 221).
La unión de los creyentes con Cristo resultará naturalmente en la unión de los unos con los otros, el vínculo más resistente de la tierra. Somos uno con Cristo, así como Cristo es uno con el Padre. Los cristianos son los pámpanos, y solo pámpanos, en la Vid viviente… Nuestra vida debe proceder de la cepa. Únicamente como resultado de una unión personal con Cristo, de una comunión con él día tras día y hora tras hora, podemos llevar los frutos del Espíritu Santo…
La vid tiene muchos pámpanos, sin embargo, aunque todos son diferentes, no pelean entre sí. Hay unidad en la diversidad. Todos los pámpanos obtienen su alimento de la misma fuente. Esta es una ilustración de la unidad que debe existir entre los seguidores de Cristo. En los diferentes tipos de trabajo que realizan deben tener una sola Cabeza. El mismo Espíritu, de distintas maneras, obra por medio de ellos. Hay acción armoniosa, aunque los dones difieran (La maravillosa gracia de Dios, p. 211).
Muchos de los que aseveran amar al Señor no tienen amor hacia aquellos con quienes están unidos por vínculos de fraternidad cristiana…
No es la oposición del mundo lo que nos hace peligrar más. El mal que los cristianos profesos guardan en su corazón nos expone al más grave de los desastres, y retarda el progreso de la obra de Dios. No hay modo más seguro de debilitar nuestra vida espiritual que el ser envidiosos, sospechar unos de otros y dejar nos llevar por la crítica y la calumnia…
La armonía y unión existente entre hombres de diversas tendencias es el testimonio más poderoso que pueda darse de que Dios envió a su Hijo al mundo para salvar a los pecadores. A nosotros nos toca dar este testimonio; pero para hacerlo, debemos colocamos bajo las órdenes de Cristo (Testimonios para la iglesia, t. 8, p. 253).
Notas de Elena G. White para la Escuela Sabática 2023.
3er. Trimestre 2023 «EFESIOS»
Lección 7: « EL CUERPO UNIFICADO DE CRISTO»
Colaboradores: Ana Hironymus & Esther Jiménez