En Levítico 8 descubrimos que Dios valora el ministerio y llama a jóvenes y mayores por igual a participar activamente en su obra. El capítulo trata de Aarón, sus hijos y su ordenación sacerdotal, pero no debemos olvidar que, gracias a la cruz, todo el pueblo de Dios somos ahora sacerdotes (Éxo. 19: 6; 1 Ped. 2: 5, 9). El ministerio es tal vez uno de los valores más emocionantes del libro de Levítico.
Los sacerdotes eran los responsables de dirigir el servicio de adoración y de interceder en oración por el pueblo (2 Crón. 30: 27). También enseñaban la Palabra de Dios y respondían a las preguntas del pueblo (Lev. 10: 10-11). Algunos incluso componían e interpretaban música. Y lo que es más importante, los sacerdotes eran un ejemplo de lo que significa ser santos en la vida diaria (Lev. 21: 6-8).
Según la Biblia, el pastor debe ayudar a todos los miembros de su iglesia a obtener la capacitación necesaria para ser ministros, siervos y sacerdotes eficaces (Efe. 4: 11-12), porque debemos ser una «familia escogida, un sacerdocio al servicio del rey, una nación santa, un pueblo adquirido por Dios» (1 Ped. 2: 9). Cuando los pastores hacen bien su trabajo y los miembros cooperan, las iglesias experimentan unidad, madurez y estabilidad (Efe. 4: 13-16). ¡Una iglesia en la que la mayoría de los miembros son activos en el ministerio y la misión evangélica es una iglesia que experimenta muchos menos conflictos internos y mucho más de la presencia unificadora de Cristo!
¡Qué maravillosa oportunidad nos ha dado Dios de ser capacitados por nuestros pastores para suplir eficazmente las necesidades espirituales de las personas que nos rodean, no solo en nuestra iglesia local, sino también en nuestra comunidad! Adentrémonos en Levítico 8 y aprendamos cómo ser ministros eficaces para Dios.
Lección de Escuela Sabática Para Jóvenes Universitarios 2023. 3er. trimestre 2023 LA RESTITUCIÓN Lección 7 «EL MINISTERIO» Colaboradores: Pr. Brayan R Cedillo & Magda Sanchez