Muchos sostienen que las leyes levíticas sobre las carnes limpias e impuras ya no tienen vigencia para nosotros hoy. Dicen que, debido a la cruz, los cristianos del Nuevo Testamento son libres de comer las carnes que quieran. Pero ¿es esto lógico? ¿No tenemos los mismos cuerpos que ellos? ¿Y no es al pecador —no a la comida—a quien la sangre de Jesús limpia? La verdad es que no hay ni un solo pasaje del Antiguo ni del Nuevo Testamento que invalide las leyes alimentarias de Levítico 11 y Deuteronomio 14. Junto con otros pasajes, los siguientes versículos se utilizan a menudo para argumentar en contra del cumplimiento de las directrices de Dios para una vida sana y santa, pero su verdadero significado puede descubrirse rápidamente cuando se considera el contexto con oración.
En Marcos 7: 18-19, donde Jesús dice que nada de lo que entra en el ser humano puede contaminarlo, se está refiriendo a la pureza moral, no a declarar limpias las carnes inmundas. Y cuando Jesús menciona que los alimentos son purificados por el estómago, no está hablando de carnes impuras, porque la Biblia nunca clasifica las carnes impuras como alimentos.
Cuando Dios le da a Pedro la visión de Hechos 10: 14-15, lo hace para ayudar a Pedro a librarse de sus prejuicios hacia los gentiles (a quienes consideraban erróneamente inmundos) por medio de la analogía de las carnes limpias e inmundas. Pedro comprendió claramente el significado del sueño: «Dios me ha enseñado que no debo llamar profano o impuro a nadie» (vers. 28). No se levantó de la visión y se fue a comer cerdo; se levantó de la visión, superó su parcialidad y acogió a personas de todas las naciones (vers. 34-35).
En 1 Pedro 1: 15-16, el apóstol Pedro escribió: «Vivan de una manera completamente santa, porque Dios, que los llamó, es santo; pues la Escritura dice: “Sean ustedes santos, porque yo soy santo”». Como ya vimos, se trata de una cita directa de Levítico 11: 44. Aunque hay muchas formas de ser santos, ¡sin duda lo que introducimos en nuestro cuerpo sigue siendo una de ellas! Habrá quien lea esto y se pregunte si no sería mejor abstenerse totalmente de comer carne, sobre todo si comparamos la carne de los días de Levítico con la que se produce hoy en día, y si tenemos en cuenta que el objetivo de cumplir las leyes alimentarias es glorificar a Dios. Muchos dentro de la Iglesia Adventista han adoptado este punto de vista, sobre todo al observar el proceso por el que deben pasar incluso las carnes limpias antes de llegar a nuestros platos. Antes de ser descuartizados, los animales sufren a menudo malos tratos, masificación y excesivas inyecciones de hormonas, por no hablar de infecciones y enfermedades. Si el propósito de cumplir las leyes alimentarias es glorificar a Dios, seguramente una dieta vegetariana o vegana integral sea la mejor manera de vivir en la actualidad.
La verdadera obediencia es una respuesta a la gracia de Dios (Tito 2: 11). Cuanto más comprendemos el profundo amor que Dios tiene por nosotros, más dispuestos estamos a obedecerlo al instante, aunque no entendamos por qué nos ha dado la orden. Esto no significa que debemos obedecer a Dios ciegamente o que no podamos hacer preguntas, discutir o debatir ideas (Isa. 1: 18), sino que incluso cuando no entendemos por qué Dios ordena ciertas cosas, siempre es prudente obedecer mientras hacemos las preguntas.
Después de repasar el texto que copiaste y resaltaste:
¿Qué enseñanzas especiales crees que refleja?
¿Qué preguntas te surgen?
¿Qué partes te parecieron difíciles?
¿Qué otros principios y conclusiones encuentras?
Más allá de la salud, ¿de qué manera se relaciona la alimentación con la santidad?
¿De qué manera se puede promover hoy esa conexión profunda entre la alimentación y la santidad?
Lección de Escuela Sabática Para Jóvenes Universitarios 2023. 3er. trimestre 2023 LA RESTITUCIÓN Lección 9 «LA SALUD» Colaboradores: Pr. Brayan R Cedillo & Magda Sanchez