No hay duda de que el tabernáculo estaba amueblado como un palacio. El oro, los magníficos tapices y la cuidadosa atención a los detalles estaban por todas partes, especialmente en las dos estancias del santuario: el Lugar Santo y el Lugar Santísimo. El Lugar Santo tenía el candelabro de oro (Éxo. 25: 31-40; 26: 35), el altar de oro del incienso (Éxo. 30: 1-10) y la mesa de oro de los panes de la proposición (Éxo. 25: 23-30); y el Lugar Santísimo albergaba el arca de la alianza, que también estaba cubierta de oro (Éxo. 26: 31-33). Sí, el tabernáculo era realmente un palacio, y el Rey de reyes gobernaba, dirigía y recibía adoración allí. Elena G. de White comprendía que el tabernáculo del desierto era principalmente un lugar de culto. Ella escribió: «El santuario, […] una vez construido iba a ser el centro visible del culto de la nación» (Patriarcas y profetas, cap. 27, p. 286).
Aunque el Lugar Santísimo estaba bloqueado a la vista no solo por la tienda, sino también por la gigantesca cortina que separaba los Lugares Santo y Santísimo, la gente podía ver la gloria del Señor. Las cortinas que rodeaban el atrio del santuario eran solo la mitad de altas que el propio tabernáculo, por lo que la gloria de Dios se mostraba a la vista del pueblo, aunque de forma limitada. No podían ver su forma descansando sobre el arca de la alianza, pero podían ver la nube o shekiná que lo cubría y la luz celestial que brillaba desde él e irradiaba por todo el campamento (Éxo. 40: 34-38; Núm. 9: 15-23). Dios mismo moraba entre su pueblo (Éxo. 25: 8). Elena G. de White especifica además que era Jesús quien moraba entre el pueblo (ibid., p. 284).
Además de estar amueblado como un palacio, el templo también estaba ingeniosamente dispuesto como un camino sencillo para que los adoradores se acercaran y adoraran a Dios. Cada mueble no solo revelaba un paso que cada adorador podía dar hacia la intimidad con el Señor, ¡sino que también eran hermosas revelaciones de Jesús!
Hay quien afirma que hay muchos caminos hacia Dios, pero la Biblia enseña que solo un camino te llevará hasta él, y ese camino es Cristo. Jesús mismo lo dijo: «Yo soy el camino, la verdad y la vida. Solamente por mí se puede llegar al Padre» (Juan 14: 6).
Después de repasar el texto que copiaste y resaltaste:
¿Qué enseñanzas especiales crees que refleja?
¿Qué preguntas te surgen?
¿Qué partes te parecieron difíciles?
¿Qué otros principios y conclusiones puedes identificar?
¿Qué implica el hecho de que la gloria de Dios pudiera brillar deliberadamente fuera del santuario para que todos la vieran? ¿Qué revela esto sobre su carácter? ¿Y sobre sus deseos?
Lección de Escuela Sabática Para Jóvenes Universitarios 2023. 3er. trimestre 2023 LA RESTITUCIÓN Lección 8 «LA ADORACIÓN» Colaboradores: Pr. Brayan R Cedillo & Magda Sanchez