¡Te haré inquebrantable como el diamante, inconmovible como la roca! No les tengas miedo ni te asustes, por más que sean un pueblo rebelde. Ezequiel 3:9, NVI.
Ezequiel debía comerse un rollo de pergamino que contenía mensajes de lamentos. Significaba que el profeta no debía escoger su propio mensaje, que la palabra de Dios debía ser digerida antes de proclamarla, y que la «comida» del profeta debía ser la voluntad de Dios. Su misión es comparada con un sabor dulce en la boca que se hace amargo después: advertir que el exilio duraría setenta años, que la ciudad y el templo serían destruidos; además debía anunciarlo a una audiencia rebelde. Con razón Dios le prometió hacerlo inquebrantable como el diamante.
Para que un diamante llegue a su máxima belleza, debe ser procesado. Primero, se frota el diamante con otro para quitarle la corteza que trae de la mina. Luego se sujeta con tenazas de acero pesado que aprieta y talla el diamante contra una plataforma que gira rápidamente. Después se hace el bruñido, usando una mezcla del polvo fino que quedó de la frotación original con aceite de oliva. Al bruñir el diamante, este toma un brillo especial que produce efectos de luz y color. Finalmente, el diamantero (orfebre) le da la forma deseada. Los diamantes imposibles de tallar se dejan para cortar vidrios, cristales u otros diamantes.
Somos diamantes en proceso. Tal vez acabas de salir de la mina (el bautismo), o estás siendo frotada con otro diamante (problemas interpersonales). Esta fricción puede ser dolorosa. Quizás estés siendo sujetada con tenazas pesadas de acero (circunstancias difíciles) que te hacen sentir aplastada, humillada. Posiblemente estés en el momento de ser bruñida, pulida por las manos del Orfebre divino (las pruebas y tribulaciones). Espera con paciencia, porque pronto tendrás la forma deseada para ser exhibida en la vidriera celestial. Permítele al Orfebre divino darte la forma que él desea que tengas; si te resistes a ser moldeada, serás dejada a un lado.
¿Cuántos diamantes habrá que no toleraron ser talladas y ahora están dedicadas solo a cortar (hacer daño, herir) a los otros diamantes en proceso? «Cristo elevará y refinará la mente del hombre, purificándola de toda escoria a fin de que pueda apreciar el amor incomparable. Por medio del arrepentimiento, la fe y las buenas obras, él puede perfeccionar un carácter justo, y postular, por los méritos de Cristo, los privilegios de los hijos de Dios» (HHD, p. 12).
Si estás siendo frotada, apretada, tallada, bruñida, es porque eres un diamante.