«Y los hijos de Judá vinieron a Josué en Gilgal; y Caleb [. . .] le dijo: [. . .] “Yo era de edad de cuarenta años cuando Moisés siervo de Jehová me envió de Cades-barnea a reconocer la tierra; y yo le traje noticias como lo sentía en mi corazón. Y mis hermanos, los que habían subido conmigo, hicieron desfallecer el corazón del pueblo [. . .] Entonces Moisés juró diciendo: ‘Ciertamente la tierra que holló tu pie será para ti, y para tus hijos en herencia perpetua, por cuanto cumpliste siguiendo a Jehová mi Dios’. [. . .] Y ahora, he aquí, hoy soy de edad de ochenta y cinco años. Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza para la guerra, y para salir y para entrar. Dame, pues, ahora este monte del cual habló Jehová aquel día”. [. . .] Josué entonces le bendijo, y dio a Caleb hijo de Jefone a Hebrón por heredad.
«Habló Jehová a Josué, diciendo: “Habla a los hijos de Israel y diles: Señalaos las ciudades de refugio, [. . .] para que se acoja allí el homicida que matare a alguno por accidente y no a sabiendas; y os servirán de refugio contra el vengador de la sangre. Y el que se acogiere a alguna de aquellas ciudades, se presentará a la puerta de la ciudad, y expondrá sus razones en oídos de los ancianos de aquella ciudad; y ellos le recibirán consigo dentro de la ciudad, y le darán lugar para que habite con ellos. Si el vengador de la sangre le siguiere, no entregarán en su mano al homicida, por cuanto hirió a su prójimo por accidente, y no tuvo con él ninguna enemistad antes. Y quedará en aquella ciudad hasta que comparezca en juicio delante de la congregación, y hasta la muerte del que fuere sumo sacerdote en aquel tiempo; entonces el homicida podrá volver a su ciudad y a su casa y a la ciudad de donde huyó”».
«Así los hijos de Rubén y los hijos de Gad y la media tribu de Manasés, se volvieron, separándose de los hijos de Israel, desde Silo, que está en la tierra de Canaán, para ir a la tierra de Galaad, a la tierra de sus posesiones, de la cual se habían posesionado conforme al mandato de Jehová por conducto de Moisés. Y llegando a los límites del Jordán que está en la tierra de Canaán, los hijos de Rubén y los hijos de Gad y la media tribu de Manasés edificaron allí un altar junto al Jordán, un altar de grande apariencia. Y los hijos de Israel oyeron decir que los hijos de Rubén y los hijos de Gad y la media tribu de Manasés habían edificado un altar frente a la tierra de Canaán, en los límites del Jordán, del lado de los hijos de Israel. Cuando oyeron esto los hijos de Israel, se juntó toda la congregación de los hijos de Israel en Silo, para subir a pelear contra ellos. «Los cuales fueron a los hijos de Rubén y a los hijos de Gad y a la media tribu de Manasés, en la tierra de Galaad, y les hablaron diciendo: [. . .] “¿Qué transgresión es ésta con que prevaricáis contra el Dios de Israel para apartaros hoy de seguir a Jehová, edificándoos altar para ser rebeldes contra Jehová?”»
« [Ellos respondieron] “Lo hicimos más bien por temor de que mañana vuestros hijos digan a nuestros hijos: ‘¿Qué tenéis vosotros con Jehová Dios de Israel? Jehová ha puesto por lindero el Jordán entre nosotros y vosotros, oh hijos de Rubén e hijos de Gad; no tenéis vosotros parte en Jehová’. [. . .] Por esto dijimos: Edifiquemos ahora un altar, no para holocausto ni para sacrificio, sino para que sea un testimonio entre nosotros y vosotros, [. . .] de que podemos hacer el servicio de Jehová delante de él con nuestros holocaustos, con nuestros sacrificios y con nuestras ofrendas de paz; y no digan mañana vuestros hijos a los nuestros: Vosotros no tenéis parte en Jehová”».
«Oyendo Finees el sacerdote y los príncipes de la congregación, y los jefes de los millares de Israel que con él estaban, las palabras que hablaron los hijos de Rubén y los hijos de Gad y los hijos de Manasés, les pareció bien todo ello. [. . .] y no hablaron más de subir contra ellos en guerra. [. . .] [Y] pusieron por nombre al altar Ed; porque testimonio es entre nosotros que Jehová es Dios». (Josué 14: 6-13; 20:1-6; 22: 9-12, 15, 16, 24-27, 30, 32-34)
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Domingo
Lee la sección Explica la historia de esta semana. Cada pregunta aborda algún aspecto de las relaciones y la responsabilidad. ¿Qué nos enseñan las historias de esta semana acerca de nuestra relación con Dios? ¿Acerca de cómo debemos tratar a los demás? ¿Acerca de la importancia de no tomar decisiones apresuradas? ¿Acerca de mantenernos firmes en lo que creemos?