Ese día se dirá a Jerusalén: «Sion, no tengas miedo, no te rindas». Sofonías 3:16, PDT.
La última parte del mensaje de Sofonías es un llamado a esperar un reino restaurado. Esperar no es placentero para la mayoría de las personas. Especialmente si el presente está lleno de decepciones, traiciones, sufrimiento y dolor. ¿Por qué es tan difícil esperar? ¿Hay alguna relación entre el pecado y la incapacidad de esperar? En tal caso, ¿será por eso que la respuesta a nuestras oraciones a menudo incluye un período de espera? A medida que maduramos física o espiritualmente, esperar se hace más tolerable.
El profeta anticipaba un tiempo en que el pueblo de Dios sería obediente voluntariamente. El cumplimento perfecto de esta profecía será cuando Jesús venga a redimir a los fieles de todas las edades, con características como: pureza de labios, adoración voluntaria, dadores de ofrenda, sin arrogancia, humildes, no cometerán iniquidad, no dirán mentiras, no habrá engaño en su boca (ver Sofonías 3:9-13).
Luego presenta las promesas a los redimidos. «Podrán alimentarse y descansar sin miedo alguno» (Sofonías 3:13, DHH). La palabra que presenta aquí el original hebreo es rabas, la misma palabra que se usa en el Salmo 23 para «pastorear», y nos muestra la figura de una oveja tranquila y sin temor, al cuidado del pastor. El miedo nació el día que Adán y Eva pecaron y se escondieron de la presencia de Dios, y ha sido el arma invisible que nos ha mantenido como juguetes en manos del enemigo, robando nuestra dignidad como cristianos. Por eso Dios asegura que parte de la redención es eliminar el miedo en todos los que deciden temer solo y exclusivamente a él. Sofonías describe la alegría y el regocijo en la presencia de Dios, una felicidad basada en que «ya no tendrás que temer mal alguno» (Sofonías 3:15, DHH).
Finalmente, el reino restaurado también promete que nuestras manos no desfallecerán, una expresión idiomática de «No tengas miedo, Sion», Imagina a Dios levantando tus manos en alabanza y diciéndote: «Canta, oh, hija de Sion; da voces de júbilo, oh Israel; gózate y regocijare de todo corazón, hija de Jerusalén. Jehová ha apartado tus juicios, ha echado fuera tus enemigos; Jehová es Rey de Israel en medio de ti; nunca más verás el mal. En aquel tiempo se dirá a Jerusalén: No temas; Sion, no se debiliten tus manos. Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos» (Sofonías 3:14-17).
Mientras esperas, personaliza y visualiza esta promesa.