Lección Menores 2023 Para el: 12 agosto
VERSÍCULO PARA MEMORIZAR
«Y háganme un santuario para que yo habite entre ellos» (Éxodo 25:8).
MENSAJE
Dios se une a nosotros cuando lo adoramos en la iglesia.
REFERENCIAS
Éxodo 35:30-40:38
Patriarcas y profetas, cap. 30
Creencias fundamentales 12, 3, 22
¿Alguna vez has asistido a una iglesia que está en construcción? ¿Eres acaso parte de la adoración que se lleva a cabo en tu iglesia?
El pueblo de Israel decidió fabricar y ¡adorar un becerro de oro mientras Moisés, su líder, hablaba con Dios en la montaña. En el momento en que Dios impartía instrucciones a Moisés respecto a construir un santuario para que pudiera habitar con su pueblo, ese mismo pueblo actuaba como si Dios no existiera.
Finalmente Dios y su pueblo actuaron de nuevo en armonía. Moisés comunicó al pueblo las instrucciones especiales que Dios le había dado para la construcción de lo que sería un reflejo del templo que existe en el cielo. Pero Dios no solamente les dio instrucciones.
Dios le concedió a Bezalel, un miembro de la tribu de Judá, habilidades especiales para realizar trabajos en oro, plata y bronce. Asimismo, para cortar y engastar piedras preciosas, para hacer tallados en madera y realizar toda clase de diseños artísticos y artesanías. También le dio a Aholiab, de la tribu de Dan, la habilidad de enseñar a los demás.
Sin embargo, ellos no estaban solos. Dios también les impartió muchos otros conocimientos y habilidades especiales. Todo el pueblo de Israel se preparó para construir un lugar para adorar a Dios, y donde Dios pudiera nuevamente habitar en medio de ellos.
Los constructores y artesanos no eran los únicos que participaban en aquel gran proyecto de adoración. Se necesitaban materiales. El pueblo llevaba como ofrenda todo lo necesario para construir el tabernáculo. Moisés comunicó a la gente exactamente lo que se necesitaba. También les dijo que Dios deseaba recibir ofrendas de quienes realmente lo amaban y deseaban dar algo para la construcción de su tabernáculo.
Así comenzó la labor. Cada día iban a trabajar los artesanos. Cada día la gente hacía filas con sus ofrendas de oro, joyas y cualquier otra cosa que se necesitara.
Un día los artesanos y constructores fueron a ver a Moisés. Le pidieron que diera al pueblo que ya no entregaran más ofrendas. Casi no tenían espacio para trabajar por todas las ofrendas que la gente había llevado. Tenían más que suficiente. Entonces Moisés anunció que nadie llevara más ofrendas para el santuario.
Sin embargo, continuó el trabajo para edificar un lugar donde Dios pudiera habitar en medio de ellos. Primero se hilaron diez grandes cortinas de lino fino y de lana púrpura, carmesí y escarlata, con querubines artísticamente bordados en ellas para las paredes del santuario. Cosieron las cortinas con grapas de oro. Encima de las cortinas de hilo fino pusieron cortinas de pelo de cabra para cubrir el santuario a la manera de una tienda de campaña. Hicieron travesaños con bases de plata y los recubrieron de oro. Finalmente para la entrada de la tienda hicieron una cortina de lana de color púrpura, carmesí y escarlata, y de lino fino, bordada artísticamente.
El santuario fue construido parte por parte. Así fue como la gente aprendió otra vez a confiar en su Dios y adorarlo.
Finalmente llegó el momento de construir los muebles especiales. El más importante era el arca, el lugar especial donde habitaría Dios. Bezalel mismo trabajo en el arca, tallando cuidadosamente el propiciatorio y los querubines que lo cubrían. Aunque él asignó a otro artesano para que se ocupara de la mesa, del candelabro, del altar del incienso, del altar de los holocaustos y del lavamanos con su pedestal.
Después de eso se preparó la ropa especial y el equipo de los sacerdotes.
Incluyendo todas las ofrendas, el pueblo llevó un poco más de 1,000 kg (2,204 libras) de oro para construir el santuario de Dios. Además, aportaron 3,440 kg de plata (7,582 libras), y alrededor de 2,421 kg de bronce (5,337 libras). Asimismo, llevaron piedras preciosas, especias, madera especial, la ropa, y pieles de animales.
Moisés inspeccionó todo el trabajo que los artesanos habían realizado. Comprobó que todos habían seguido las instrucciones que Dios les había dado. Moisés estaba complacido, y también lo estaba Dios. Luego el Señor le dio a Moisés instrucciones especiales para armar el santuario el primer día del primer mes.
Cuando todo estuvo en su lugar, la nube a través de la cual Dios mostraba su presencia cubrió el santuario. La gloria de Dios lo llenó. Desde aquel momento la presencia de Dios permaneció con su pueblo mientras iban en marcha hacia la tierra que se les había prometido. Cuando la nube se levantaba del santuario, el pueblo recogía sus tiendas y se mudaba. Cuando la nube se posaba sobre el santuario, el pueblo permanecía en el mismo lugar donde estaban.
Así sucede hoy. Dios se une a nosotros cuando nos reunimos para adorarlo.
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Lección de Escuela Sabática para INTERMEDIARIOS
3er Trimestre 2023
Lección 8: «EN CONSTRUCCIÓN»
Colaboradores: Israel Esparza & Emmanuel Tapia
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