Los miembros de la iglesia de Dios en esta tierra son como diferentes partes de una máquina, todas relacionadas estrechamente unas con otras y dependientes de un gran centro. Debe haber unidad en la diversidad. Ningún miembro de la firma del Señor puede trabajar independientemente en forma exitosa, desprendido de los demás… Todos deben utilizar al servicio de Dios las capacidades que se les han confiado, para que cada uno contribuya a la perfección del todo. Cada uno debe trabajar bajo la supervisión de Dios.
Mediante la maravillosa unión de la divinidad con la humanidad en Cristo, se nos asegura que aun en este mundo podemos ser participantes de la naturaleza divina… Cristo ha prometido cooperar con aquellos a quienes ha confiado talentos. Él ha prometido capacitamos para que seamos sus colaboradores. Él nos ayudará a seguir su ejemplo, a hacer bien y rehusar hacer el mal. Debemos ser conductos consagrados a través de los cuales fluya el amor de Dios hacia aquellos que necesiten ayuda (Nuestra elevada vocación, p. 184).
El Señor necesita toda clase de obreros especializados. «Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo». Efesios 4:11, 12… Cada obrero de la viña del Señor debe estar santificado en su mente y corazón por la verdad, para poder ver no solo la parte de la obra en la que se ocupa sino también cuál es su relación con el gran todo. Cuando los obreros son consagrados a Dios, revelan el amor de Dios por sus hermanos que trabajan a las órdenes del Maestro invisible. «Somos colaboradores de Dios». 1 Corintios 3:9…
Todos formamos parte de la gran tela de la humanidad, somos un hilo tejido junto a otros hilos para constituir la tela como un todo completo… Sed hijos de Dios para realizar sus designios (A fin de conocerle, p. 322).
No puede haber crecimiento o fructificación en la vida que se centraliza en el yo… Hablad del amor de Cristo, de su bondad. Cumplid con todo deber que se presente. Llevad la carga de las almas sobre vuestro corazón, y por todos los medios que estén a vuestro alcance tratad de salvar a los perdidos. A medida que recibáis el Espíritu de Cristo -el espíritu de amor desinteresado y de trabajo por otros-, iréis creciendo y dando frutos. Las gracias del Espíritu madurarán en vuestro carácter. Se aumentará vuestra fe, vuestras convicciones se profundizarán, vuestro amor se perfeccionará. Reflejaréis más y más la semejanza de Cristo en todo lo que es puro, noble y bello (Palabras de vida del gran Maestro, p. 47).
Notas de Elena G. White para la Escuela Sabática 2023.
3er. Trimestre 2023 «EFESIOS»
Lección 7: «EL CUERPO UNIFICADO DE CRISTO»
Colaboradores: Ana Hironymus & Esther Jiménez