La capacidad de pensar es un don que Dios nos ha confiado. Hay que cultivar las facultades de la mente. Hay que usarlas con tanta sabiduría que aumenten en fortaleza. Hemos de usar los talentos que se nos han confiado de manera que hagan el mayor bien posible. Hay que educar la mente de tal manera que aparezcan las mejores energías del alma y se desarrolle cada facultad. No debemos conformarnos con una norma inferior. Tenemos que avanzar de una línea de progreso en la obra hacia otra.—Carta 106, 1901.
La mente debe ser adiestrada
La mente es la mejor posesión que tenemos; pero debe ser educada en la escuela de Cristo, el mejor y verdadero educador que el mundo ha conocido, mediante el estudio, la reflexión y el aprendizaje. El obrero cristiano debe crecer. Debe edificar el carácter para que sea útil; debe adiestrarse a fin de soportar dificultades y ser sabio en la planificación y ejecución de la obra de Dios. Debe ser un hombre puro mentalmente y en su conversación, alguien que se abstenga de toda apariencia de mal y que no dé ocasión a la crítica por causa de sus maneras descuidadas. Debe ser de corazón veraz; en sus labios no se debe hallar engaño.—The Review and Herald, 6 de enero de 1885.
Él [Cristo] murió por mí para que yo pudiera ser bendecida y para que su gozo permaneciera en mí. Por eso mantengo mi mente en este canal; la educo; educo mi lengua; educo mis pensamientos; educo todo lo que hay en mí para poder aferrarme a Jesucristo.— Manuscrito 36, 1891.
Cada facultad de la mente […] demuestra que Dios destinó nuestras facultades a ser ejercitadas, no a permanecer inactivas.—Obreros Evangélicos, 294 (1880).
El pensamiento correcto es nuestra única seguridad
La única seguridad para el alma consiste en pensar bien, pues acerca del hombre se nos dice: “Cuáles son sus pensamientos íntimos, tal es él”. Proverbios 23:7. El poder del dominio propio se acrecienta con el ejercicio. Lo que al principio parece difícil, se vuelve fácil con la práctica, hasta que los buenos pensamientos y acciones llegan a ser habituales. Si queremos, podemos apartarnos de todo lo vulgar y degradante y elevarnos hasta un alto nivel, donde gozaremos del respeto de los hombres y del amor de Dios.—El Ministerio de Curación, 392 (1905).
MENTE CARÁCTER Y PERSONALIDAD TOMO #2 SECCIÓN #14: LOS PENSAMIENTOS Y SU INFLUENCIA Capítulo 73 : EL PENSAMIENTO CORRECTO DE PENSAR Por: Elena G De White Colaboradores: Liseth Orduz & América Lara