Ustedes serán enriquecidos en todo sentido para que en toda ocasión puedan ser generosos, y para que por media de nosotros la generosidad de ustedes resulte en acciones de gracias a Dios. (2 Corintios 9:11, NVI ).
Entre los judíos de la época intertestamentaria había una oración muy popular que decía: «Señor y Dios, creador de todas las cosas, temible y fuerte, justo y compasivo, el único Rey, el único bienhechor, el único generoso, el único justo, todopoderoso y eterno, que salvas a Israel de toda calamidad, qué escogiste a nuestros antepasados y los consagraste a ti”.* Esta fue una oración elevada por Jonatán, el sumo sacerdote que encabezó la rebelión contra los seléucidas. Fijémonos en la frase «el único generoso”. Esta expresión señala a Dios como fuente y origen de roda generosidad. En el Salmo 51 David le pidió al Señor: “Sostenme con tu espíritu generoso” (versículo 12, DHH). Isaías lo describe como un Dios que «es generoso para perdonar” (55:7, DHH).
Nosotros fuimos creados «a imagen y semejanza” de Dios (Génesis 1:26, NVI); por tanto, fuimos diseñados con la capacidad de reflejar los atributos del Creador. Si Dios es generoso, y nosotros somos «imagen y semejanza” suya, hemos de ser ejemplos vivos de su generosidad. La Biblia presenta un ejemplo fehaciente de cómo la generosidad divina nos impulsa a set generosos: “Entonces Moisés le dijo al madianita Hobab hijo de Reuel, que era su suegro: «Estamos por partir hacia la tierra que el Señor prometió darnos. Ven con nosotros. Seremos generosos contigo, ya que el Señor ha prometido ser generoso con Israel»(Números 10:29, NVI).
Cabe preguntarnos: ¿Ha sido Dios generoso con nosotros? ¿Acaso no nos ha dado «cosas buenas» (Mateo 7:11, DHH)? ¿Nos hemos dado cuenta de que «toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto” (Santiago 1:17, NVI)? En Cristo, Dios ha prometido darnos «todas las cosas» (Romanos 8:32) para que compartamos con los demás “todo lo bueno que el Señor Dios dé” (Números 10:32, NVI).
Esta es la promesa para los que vivimos en una generación supremamente egoísta: “Serán enriquecidos en todo sentido para que en toda ocasión puedan ser generosos, y para que por medio de nosotros la generosidad de ustedes resulte en acciones de gracias a Dios” (2 Corintios 9:11, N V 1). Dios nos enriquece para que seamos generosos.
Ver 2 Macabeos 1: 24,25. Aunque Macabeos no forma parte del canon bíblico, constituye una buena fuente para conocer la historia judía de la época intertestamentaria.
Tomado de: Lecturas Devocionales para Adultos 2023 «YO ESTOY CONTIGO» Promesas Bíblicas para vivir confiado Por: VLADIMIR POLANCO Colaboradores: Silvia García & Alexandra Pérez