Señor digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas. APOCALIPSIS 4:11
Nuestro mundo necesita desesperadamente el mensaje reafirmador de la creación. Por este motivo Dios nos dio el sábado. A mediados del siglo XIX, a medida que la teoría de la evolución
se afirmaba en el mundo intelectual, Dios envió un mensaje de esperanza. Se encuentra en Apoc. 14:6, 7:
“Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran voz: Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas”.
El mensaje de Dios para los últimos días es un llamado para que los seres humanos lo adoren como el Creador de los cielos y la tierra. La base de toda adoración es el hecho de que Dios nos creó. Juan, el autor del Apocalipsis, lo declara brevemente con estas palabras:
“Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas” (Apoc. 4:11).
Dios es digno de toda gloria precisamente porque nos ha creado. Si Dios no nos hubiese creado, si meramente evolucionamos y la vida es un accidente cósmico, no hay razón para adorarlo.
Dios nos ha dado el sábado como un símbolo eterno de su poder creativo y de su autoridad. Es un recordativo semanal de que no somos nuestros, sino de que él nos creó. La vida no puede existir aparte de él. “Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos” (Hech. 17:28).
Cuando Joy tenía 4 años, nació su pequeño hermanito. Joy comenzó a pedirles a sus padres que la dejaran estar un tiempo a solas con el nuevo bebé. Sus padres pensaron que al igual que otros niños de 4 años, ella, celosa, podría sacudir o golpear al bebé, así que le negaron el pedido.
Con el tiempo, sin embargo, viendo que Joy no mostraba señales de estar celosa, decidieron dejar que tuviera su conferencia privada con el bebé. Encantada, Joy fue al cuarto del bebé y cerró la puerta, pero ésta quedó algo entreabierta, de tal manera que los padres, curiosos, pudieron observar y escuchar. Vieron que Joy caminó en silencio hacia su hermanito, puso su rostro cerca del rostro del bebé, y dijo: “Bebé, dime cómo es Dios, porque se me está olvidando”.
La verdad es que todos tendemos a olvidarnos de Dios. Es por eso queél nos dice “recordad”. El sábado es un recordativo semanal de lo que Dios es, y de su llamado a renovar nuestra relación con él.
El sábado nos prepara para la comunión con nuestro Creador. Nos hace maravillamos en nuestro Hacedor, para gozar lo eterno, para esperar lo celestial. Cuando es tan fácil olvidar, el sábado nos hace recordar cómo es Dios.