“He aquí Dios es salvación mía; me aseguraré y no temeré”. Isaías 12:2
En uno de los pasajes más impactantes de todas las Escrituras, Jesús poderosamente declara la esencia de la vida cristiana. Marcos 14:36 dice: “Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú”.
Abba es la palabra hebrea con la que un niño se dirige a su padre, una palabra cotidiana y familiar que indica la obediencia y confianza de un niño. Aun cuando él no comprendía, Jesús llamó a su Padre “Papito”.
Enfrentando la cruz, luchando contra las tinieblas y la desesperación, tentado a desconfiar, él llamó a su padre “Papito”.
La vida puede ser cruel, pero Dios no lo es.
La vida puede ser injusta, pero Dios no lo es.
La confianza no significa que yo entiendo lo que está sucediendo o que lo acepte.
La confianza no significa que me gusta lo que está sucediendo o que sea justo. No significa que las experiencias son justas o aun que yo las merezca. La confianza no significa que yo creo que Dios ocasionó aquello que estoy enfrentando.
La confianza significa que yo entiendo que Dios me ama, y que él me va a hacer triunfar al pasar por esta experiencia.
La confianza significa que a pesar de lo que está sucediendo, aún mantengo mi seguridad en Dios.
La confianza significa que yo descanso en su cuidado y amor, aun cuando no entiendo lo que sucede.
La confianza significa que yo creo que él no desea ningún mal para mí, que él es mi amigo.
“[Dios] nunca chasqueará a los que ponen su confianza en él” (Testimonies, t. 9, p. 213). Por eso me rindo a él en absoluta confianza. Con el profeta Isaías proclamó: “Me aseguraré y no temeré”. Con el autor del himno puedo cantar: