[E]l Salvador salió de la tumba por la vida que había en él. Quedó probada la verdad de sus palabras: «Yo pongo mi vida, para volverla a tomar… Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar». Entonces se cumplió la profecía que había hecho a los sacerdotes y príncipes: «Destruid este templo, y en tres días lo levantaré». Juan 10: 17, 18; 2:19.
Sobre la tumba abierta de José, Cristo había proclamado triunfante:
«Yo soy la resurrección y la vida». Únicamente la Divinidad podía pronunciar estas palabras. Todos los seres creados viven por la voluntad y el poder de Dios. Son receptores dependientes de la vida de Dios. Desde el más sublime serafín hasta el ser animado más humilde, todos son renovados por la Fuente de la vida. Únicamente el que es uno con Dios podía decir: Tengo poder para poner mi vida, y tengo poder para tomarla de nuevo. En su divinidad, Cristo poseía el poder de quebrar las ligaduras de la Muerte (El Deseado de todas las gentes, p. 729).
Acude a Cristo para recibir alivio. Aférrate de él. Persevera lo suficiente como para someter tu voluntad a la de Dios. Muchos están demasiado apurados para orar. Con pasos apresurados avanzan a la sombra de la amante presencia de Cristo, para detenerse tal vez unos pocos momentos en el sagrado recinto, pero sin esperar su consejo. No toman tiempo para sentarse, no toman tiempo para demorar con el Maestro divino. Con todas sus cargas, vuelven a su trabajo.
Concentra tus pensamientos en el Salvador. Apártate del bullicio del mundo y siéntate a la sombra de Cristo. Tienes que hacerlo para recibir las ricas bendiciones que espera concederte. Dedica tus pensamientos a cosas elevadas y santas. Entonces, en medio de la actividad del trabajo y el conflicto diario, se renovará tu fortaleza spiritual (This Day With God, p. 154; parcialmente en Cada día con Dios, p. 152).
No hay hombre viviente que tenga facultad o capacidad alguna que no haya recibido de Dios, y la fuente de la cual vino está abierta para el más débil ser humano. Si se acerca a Dios, la inagotable fuente de fortaleza, se dará cuenta de que el Señor cumple su promesa… «Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis»…
El Espíritu Santo espera para dar ayuda a toda alma creyente, y Jesús declara: «He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo». Sean fuertes los que creen en Jesús, hombres de oración y plenos de confianza en el poder de Cristo para salvar. «Invocarme en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás» (Testimonios para los ministros, pp. 379, 380.
Notas de Elena G. White para la Escuela Sabática 2023.
3er. Trimestre 2023 «EFESIOS»
Lección 3: «EL PODER DEL JESÚS EXALTADO»
Colaboradores: Ana Hironymus & Esther Jiménez