Estoy persuadido de que el que comenzó en ustedes la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo (Filipenses 1:6 RVC).
La Piedad, la famosa escultura de Miguel Ángel, es una de las obras más queridas de la Basílica de San Pedro. Cuando el florentino completó esta maravillosa escultura, apenas tenía veinticuatro años. Pero esta no es la única Piedad hecha por el célebre escultor, pues también esculpió la Piedad Florentina. En esta, el cuerpo de Jesús es sostenido por Nicodemo, que ha sido representado con el rostro del mismo artista. Miguel Ángel la comenzó a esculpir en 1547 y murió en 1575 sin haberla terminado.
La pregunta que los expertos se hacían era: ¿Por qué no pudo terminarla? Durante siglos una de las hipótesis señalaba que Miguel Ángel ya estaba viejo y sus habilidades con el cincel y el martillo habían decaído. Ahora parece más plausible otra respuesta a la centenaria pregunta. De acuerdo con un artículo publicado en el diario argentino La Nación, el problema radicaba en que el bloque de mármol que se había usado era defectuoso. Durante la restauración de la obra, «pudieron detectarse microfracturas, especialmente en la base, que dejan suponer que cuando Miguel Ángel intentaba esculpir el brazo izquierdo de Cristo y el de la Virgen, se vio obligado a tirar la toalla y abandonar la obra porque era imposible seguir adelante». *
Esto me ha hecho pensar en la obra maestra que Dios quiere hacer de cada uno de nosotros. ¿Qué pasaría si Dios dijera: “Vladimir es un pedazo de mármol demasiado defectuoso, no puedo trabajar con él”? ¿Dejaría el Señor de trabajar conmigo? No. Dios no va a tirar la toalla con ninguno de nosotros. Su palabra es muy clara: “Estoy persuadido de que el que comenzó en ustedes la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1:6, RVC). Otras versiones traducen: “Estoy seguro” (NVI), “estoy convencido” (DHH), tengo “la segura confianza” (Bover, O’Callaghan).
Quizá al darnos cuenta de nuestros defectos, y al reflexionar en nuestras aparatosas caídas, más de uno podría considerarse un caso perdido; pero Cristo seguirá cincelando nuestro carácter hasta que su obra en nosotros sea perfecta (aunque tengan que pasar tantos añoscómo pasó Miguel Ángel con la Piedad Florentina). No nos desanimemos. Como el salmista podemos cantar: “Tú, Señor, cumplirás en mí tus planes; tu misericordia, Señor, permanece para siempre. Yo soy creación tuya” (Salmo 138:8, RVC).
Elisabetta Piqué, «Desvelan el misterio de la Piedad inconclusa de Miguel Ángel», La Nación (28 de septiembre de 2021).
Tomado de: Lecturas Devocionales para Adultos 2023 «YO ESTOY CONTIGO» Promesas Bíblicas para vivir confiado Por: VLADIMIR POLANCO Colaboradores: Silvia García & Alexandra Pérez