Levítico 2: 13 añade una práctica fascinante a la ofrenda de cereal: el sacerdote debía incluir siempre sal con las ofrendas (ver también Ezequiel 43: 24). En Mateo 5: 13 se describe al pueblo de Dios como sal, y el apóstol Pablo escribe: «Que su conversación sea siempre con gracia, sazonada como con sal, para que sepan cómo deben responder a cada persona» (Col. 4: 6, NBLA). Cada vez que un adventista en el mundo abraza la Gran Comisión, debe verse a sí mismo como un conducto del cuidado de Dios por los demás. El pueblo de Dios debe esparcirse como sal por todo el mundo, apartando a la gente del pecado y ayudándola a descubrir el gozo de caminar con Jesús.
Cuidar de los demás es una forma maravillosa de alabanza. Es una expresión de gratitud por todo lo que Dios ha hecho y está haciendo en nuestra vida (Heb. 13: 15-16). La alabanza es angelical. Aunque orar es un acto humano, alabar es un acto de los ángeles. Cuando nos preocupamos por los demás, encarnamos lo que significa expresar gratitud a Dios. Mateo 25 nos recuerda que cuando atendemos «a los más pequeños», en realidad estamos atendiendo directamente a Dios mismo (vers. 40). No hay mejor ofrenda para llevar a Dios que cuidar «a los más pequeños».
Fíjate en que las ofrendas de cereal eran dadas enteramente a Dios, pero beneficiaban a los sacerdotes (Lev. 2). A lo largo del libro de Levítico se recuerda al lector que es su responsabilidad cuidar de los líderes espirituales de la iglesia. Este sentir se repite en el Nuevo Testamento (1 Cor. 9: 13-14; 1 Tim. 5: 18). Al dar a los pastores lo que ellos y sus familias necesitan, estamos dando a Dios. El sacerdote no solo recibía alimento de la ofrenda de cereal, sino también de las ofrendas de comunión, de la ofrenda del pecado y de la de la culpa (Lev. 6: 26; 7: 6, 14, 31). Incluso recibían la piel del sacrificio, que podía venderse o utilizarse para vestirse (Lev. 1: 6; 7: 8). De hecho, cuanto más amaba y apreciaba el pueblo a Dios, más ofrendas traía para cubrir las necesidades prácticas de sus líderes espirituales. En la Iglesia Adventista del Séptimo Día, el diezmo sostiene a pastores, maestros y líderes de la iglesia en todo el mundo. Las ofrendas, en cambio, se destinan directamente a los gastos de las iglesias locales. Mediante estos dos sistemas de dadivosidad, los adventistas cuidan de los demás de una forma ancestral y bíblica.
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¿Qué significa hoy en día ocuparse de «los más pequeños»? ¿Cómo se manifiesta eso en la vida moderna?
Lección de Escuela Sabática Para Jóvenes Universitarios 2023. 3er. trimestre 2023 EL LIBRO DE LEVÍTICO Lección 3 «CUIDAR DE LOS DEMÁS» Colaboradores: Pr. Brayan R Cedillo & Magda Sanchez