«El les dijo: Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.» Mateo 13:52
Cualquier académico debe enfocarse en la investigación, el desarrollo y la innovación (I+D+i). Resulta usual que los universitarios inviertan su tiempo en conocer la realidad (investigación), transferirla a la vida cotidiana (desarrollo) y producir cambios para mejorar (innovación). Pueden parecer conceptos actuales pero, hace siglos, Jesús ya los proponía.
A modo de parábola, aclara el enfoque de alguien que anhela crecer en el reino de los cielos. Propone no solo tener un grado o un máster en santificación sino todo un doctorado. Jesús había dejado claro que lo primero es percibir nuestra realidad frente al espejo de la Ley, esa realidad nos permite arrepentimos de nuestros pecados y afianzarnos en Jesús. Una etapa de «investigación» necesaria. Pablo moría cada día en Cristo (1 Cor. 15: 31) y sentía cómo se renovaba. También había dejado claro que se debe avanzar hacia un carácter como el de Jesús. Ese proceso de «desarrollo» es vital en la vida y le llamamos «santificación». No consiste en que seamos santurrones sino en que maduremos en la fe, siendo cada día más confiados, más creyentes y mucho más consecuentes. Pero había mucho más, proponía adquirir las competencias de un «escriba docto» en el reino de los cielos. No hablaba de tener la etiqueta de doctor sino la capacidad de extraer tesoros preciosísimos. Unos tesoros serán los de siempre (y hay que ser sabio para saber discernir lo realmente relevante de lo heredado) y otros serán innovaciones (y hay que ser muy sabio para no proponer teorías inconsecuentes y desestabilizadoras).
¿Cómo podemos hacerlo? Pablo, hablando de este tema, nos aconseja primero que comencemos poniendo nuestro fundamento en Cristo, no en nuestras teorías personales (1 Cor. 3: 11). Segundo, aunque nos creamos muy listos, nos recomienda Que tengamos un perfil bajo, que seamos humildes porque desde la humildad (en la Ciencia dirían «objetividad») se construye mejor la realidad (3: 18). Tercero, que no lo hagamos para tener fama o recibir honra (3: 21-23). Ese objetivo no te permitiría concluir en el reino de los cielos. Cuarto, que todo lo enfoquemos con un espíritu de servicio (4: 1) y siendo fieles (4: 2). La generosidad (espíritu colaborativo) y la fidelidad (compromiso y constancia) te conducirán a Jesús. En su diploma dice con claridad que él es «Fiel y Verdadero» (Apoc. 19: 11). ¡Ojalá lo diga en el nuestro!
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