“Entonces entraré a ver al Rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca”. Ester 4:18
¿Alguna vez sea lamentado usted por sus circunstancias? ¿Ha deseado alguna vez que su infancia hubiese sido diferente? ¿Ha sentido alguna vez que nació sin suerte? Ester podría haber pensado de esta manera. Huérfana desde muy temprano en la vida, fue criada por su primo Mardoqueo. Años atrás, luego de la caída de Jerusalén en el 586 a.C., los babilonios habían tomado cautiva a su familia.
Ester nunca conoció a sus padres verdaderos. Era judía en una tierra extraña, criada en un ambiente hostil como parte de una minoría despreciada. Cuando Vasti, la esposa del rey persa Artajerjes, humilló a éste en público, Ester fue una de las muchas jóvenes que fueron sumadas al harén y puestas bajo la custodia del eunuco del rey. El corrupto estilo de vida palaciego en esos tiempos desafiaba la fe de Ester.
Mardoqueo estaba pendiente de ella, aun en el palacio del rey. Él la instó a mantener en secreto su origen. Durante un año Ester se entrenó en la vida del harén. Cuando finalmente apareció ante el rey, “el rey amó a Ester más que a todas las otras mujeres, y halló ella gracia y benevolencia delante de él más que todas las demás vírgenes” (Est. 2:17). Enamorado de su belleza, gracia y carácter, Asuero inmediatamente la nombró su nueva reina.
¿Cuál era la estrategia de Dios en todo esto? ¿Por qué fue Ester exaltada a una posición tan importante? Amán, uno de los príncipes del rey, trazó un plan para destruir a Mardoqueo y a los judíos. Todo judío sería aniquilado.
Mardoqueo escuchó los rumores del complot. Apeló a Ester para que hablara de ello en público. “Porque si callas absolutamente en este tiempo,
respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos: más tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?’ (Est. 4:14)
Ester enfrentó el desafío, y Dios respondió. Gracias a su valor el pueblo de Dios fue liberado.
En el divino drama del destino, Dios lo ha colocado a usted en el mundo para un tiempo como éste. Nosotros no elegimos vivir al comienzo del siglo XXI, es un designio de Dios. Tal como Ester, hemos sido llamados al reino para un tiempo como éste.
Dios nos llama a la fidelidad. No importan nuestros antecedentes, él quiere que seamos leales. Ester marcó una poderosa diferencia en su mundo. Nosotros podemos hacer la diferencia hoy,
Enfrente este día con valor. Usted es un hombre de Dios, una mujer de Dios, un joven de Dios, destinado para vivir en este tiempo, en este día, para impactar el mundo en su nombre.