«Para siempre, Jehová, permanece tu palabra en los cielos». Salmo 119:89
LA PALABRA DE DIOS abarca un período histórico, que se extiende desde la creación hasta la venida del Hijo del hombre en las nubes del cielo. Sí, y más todavía: lleva la mente hacia la vida futura y abre ante ella las glorias del paraíso restaurado. La Palabra de Dios ha permanecido igual durante las edades. Lo que era verdad en el principio es verdad ahora. Aunque nuevas e importantes verdades pertinentes a las siguientes generaciones han sido abiertas al entendimiento, las revelaciones actuales no contradicen a las del pasado. Cada nueva verdad que comprendemos torna más significativa a la antigua. —The Review and Herald, 2 de marzo de 1886.
Comenzando desde la caída, pasando por las eras patriarcal y judía, y llegando hasta el tiempo presente, ha habido una revelación gradual de los propósitos de Dios en el plan de salvación. Noé, Abraham, Isaac, Jacob y Moisés comprendieron el evangelio mediante Cristo, y esperaron la salvación de la humanidad por medio del Sustituto y Garantía de los seres humanos. Estos hombres santos de la antigüedad estuvieron en comunión con el Salvador que vendría al mundo en forma humana, y algunos de ellos hablaron con Cristo y los ángeles celestiales cara a cara, como alguien habla con un amigo. — The Signs of the Times, 21 de febrero de 1911.
A medida que el tiempo ha pasado desde la creación y la cruz del Calvario, mientras las profecías se han cumplido y siguen cumpliéndose, la luz y el conocimiento han aumentado considerablemente. […] En la vida y muerte de Cristo, una luz ilumina el pasado, dando significado a todo el sistema judío, y convirtiendo en un todo a la antigua y nueva dispensaciones. No se puede pasar por alto nada de lo que Dios ha ordenado en el plan de la redención. Es la obra de la voluntad divina en la salvación humana.— The Review and Herald, 2 de marzo de 1886.
Todas las verdades de la revelación son valiosas para nosotros, pero al contemplar los temas de interés eterno obtenemos una percepción correcta del carácter de Dios. […] Todo el carácter se eleva y se transforma. Nos ponemos en armonía con el cielo. — The Signs of the Times, 21 de febrero de 1911.