“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas”. Santiago 1:2
El joven Claude de Praet pasó cinco largos días en la prisión hasta que supo de qué se le acusaba. Finalmente, en la mañana del sexto día, el carcelero abrió la |puerta de su celda y lo escoltó al cuartode los interrogatorios. Tres jueces estaban solemnemente sentados en sillas de altos respaldos. Había un empleado con pluma y papel listo para escribir el testimonio del prisionero. El alguacil de la corte comenzó el interrogatorio.
Claude estaba siendo juzgado por una sola razón. Sus creencias eran diferentes de las de la iglesia popular. Claude aceptaba la autoridad de la Biblia en lugar de la de la iglesia. Él creía que la salvación se obtiene a través de Jesucristo, y no a través de los sacramentos de la iglesia.
Este interrogatorio ocurrió en 1556, en la ciudad de Ghent, en la actual Bélgica. Descubrimos algo increíble sobre la fe de este hombre en las cartas que consiguió sacar de la prisión. Escribió acerca de su juicio: “Mi corazón está lleno de gozo por el Señor, mi Dios, de tal manera que mis dificultades y ansiedad desaparecen como la tierra que se barre de la calle”.
¿Qué provocó estos sentimientos? La llegada del carcelero a su celda para escoltarlo ante sus acusadores. El comienzo del interrogatorio. Su prueba estaba recién comenzando. Entonces, ¿por qué estaba tan contento? Porque finalmente tenía la oportunidad de testificar de su fe, y podía mostrar lo que Dios había hecho en su vida. Viniera lo que viniera, sus adversarios iban a saber lo que Jesús significaba para él.
Claude escribió: “Me sentí de buen ánimo, con mi corazón elevado hacia el Señor, mi Dios, olvidándome de mí mismo y de las cosas de este mundo”. Cada prueba es una oportunidad para testificar de la bondad de Dios.
Aun los no cristianos están felices cuando les va bien en la vida. Si la única vez que estamos felices es cuando todo va bien, nuestro testimonio no es mejor que el de los que no son cristianos. Pero si nos regocijamos ante la bondad de Dios en medio de nuestras pruebas, daremos un testimonio positivo acerca de un Dios que nos sostiene en medio de las dificultades de la vida.
Claude de Praet vio su juicio como una oportunidad de compartir a Cristo. ¿Está usted pasando por una prueba difícil hoy? ¿Un problema con su familia o sus amigos, o con su salud? Quizá tenga usted una prueba en sus relaciones interpersonales, o una prueba en su trabajo. Si es así, pregúntese:
“¿Cómo puedo ser un testimonio para las personas que me rodean durante esta prueba? ¿Cómo puede ser glorificado Cristo en este problema? ¿Como puedo usar esta experiencia para traer honor al nombre de Cristo?”
Si enfrentamos cada desafío de la vida con la idea de traer gloria a Dios, nuestras pruebas serán la puerta para oportunidades únicas de testificación. Que la oración de cada uno de nuestros corazones sea: “Señor, enséñanos a ver en cada prueba una oportunidad de dar gloria a tu nombre”.