Consejo a una joven que construía castillos en el aire
Usted debería controlar sus pensamientos. No será fácil; no podrá lograrlo sin un esfuerzo estricto y hasta severo. Pero Dios se lo requiere; es un deber que descansa sobre todo ser responsable. Usted tiene que responder ante Dios por sus pensamientos. Si se abandona a su vana imaginación, y permite que su mente se dedique a temas impuros, en cierto modo es tan culpable delante de Dios como si sus pensamientos se hubieran convertido en actos. Todo lo que impide que esto sea así es la falta de oportunidad. Soñar de día y de noche y hacer castillos en el aire es un hábito malo y sumamente peligroso. Una vez que se ha consolidado, es casi imposible quebrantarlo y orientar los pensamientos hacia lo puro, santo y elevado. Tiene que convertirse en una fiel centinela de sus ojos, sus oídos y todos sus sentidos, si quiere controlar su mente e impedir que los pensamientos vanos y corrompidos le manchen el alma. Solo el poder de la gracia puede llevar a cabo esta obra tan deseable. Usted es débil en cuanto a esto. —Testimonies for the Church 2:561 (1870).
Eliminemos el mal por medio del bien
Los padres pueden elegir, si quieren, si las mentes de sus hijos serán llenas de pensamientos y sentimientos puros y santos; pero sus gustos deben ser disciplinados y educados con el mayor cuidado. Deben comenzar temprano a desplegar las Escrituras ante las mentes de sus hijos, para que se formen hábitos y gustos correctos. Los elementos del mal solo pueden ser exterminados por la introducción de un alimento que proporcione un pensamiento puro y sólido. — Nuestra Elevada Vocación, 204 (1886).
Evitemos los pensamientos negativos
Puesto que no nos pertenecemos, pues hemos sido comprados por precio, es deber de quien profesa ser cristiano poner sus pensamientos bajo el dominio de la razón y obligarse a sí mismo a ser alegre y feliz. Por amarga que sea la causa de su pena, debe cultivar una actitud de tranquilidad y quietud en Dios. ¡Qué preciosa y sanadora es la influencia de la tranquilidad que hay en Cristo Jesús, de su paz, y cuán sedante es para el alma oprimida! Por oscuras que sean las perspectivas, albergue una actitud de esperanza para bien. Nada se gana con el desaliento, y en cambio se pierde mucho. Si bien es cierto que la alegría, la tranquila resignación y la paz harán mucho en favor de la felicidad y la salud de los demás, nos dará a nosotros el mayor beneficio. La tristeza y el hablar de cosas negativas promueven imágenes mentales desagradables y producen sobre nosotros mismos un efecto negativo. Dios quiere que nos olvidemos de todo esto, ¡que no miremos hacia abajo sino hacia arriba! —Carta 1, 1883.
MENTE CARÁCTER Y PERSONALIDAD TOMO #2 SECCIÓN #14: LOS PENSAMIENTOS Y SU INFLUENCIA Capítulo 72: LOS PENSAMIENTOS HABITUALES Por: Elena G De White Colaboradores: Liseth Orduz & América Lara