«Noemí tenía un pariente por parte de su esposo Elimelec, que se llamaba Booz y era muy rico e influyente» (Rut 2:1).
Es de la perspectiva humana, el panorama para Noemí y Rut era desolador, pero Dios tenía un plan en el que Booz iba a usar su influencia y riqueza para trastornar para bien la situación de ambas. Rut decidió ir a trabajar a un campo agrícola como pepenadora. No hacía ningún mal, pues esa era la provisión de la ley de Dios a favor de los pobres y aun de los extranjeros; por ejemplo: «El Señor su Dios (…) no hace distinciones (…) hace justicia al huérfano y a la viuda, y que ama y da alimento y vestido al extranjero que vive entre ustedes» (Deuteronomio 10:17-18).
Rut encaminó sus pasos a trabajar al primer lugar que le fuera accesible, pero Dios guió sus pasos justo al lugar del que Booz era dueño. ¿Casualidad? No. Cuando dependes de Dios, él te guía al mejor lugar. Israel tenía una ley de provisión a favor de las viudas en la que el pariente más cercano del fallecido tenía la obligación moral de casarse con la viuda. Así podía proveer para sus necesidades materiales, y ella y sus hijos pudieran poseer las propiedades de la familia y el nombre de la familia se perpetuará.
Cuando Booz se dio cuenta quién era la moabita que trabajaba en su parcela, se mostró accesible para mostrar su favor a ella y Noemí. Tomó la iniciativa de hablar con Rut y hacerla sentir bien. Entonces la trató como una mujer de casa, le dijo: «Ven acá, toma un pedazo de pan y mójalo en esta salsa de vinagre. Rut se sentó junto a los segadores y Booz le dio grano tostado. Ella comió Pasta quedar satisfecha, y todavía le sobró» (vers. 14). Además le ordenó a sus trabajadores que la dejaran recoger todo lo posible y no la molestaran (vers. 15).
Booz es un símbolo del amor de Jesús por nosotros. Solo él nos puede librar de la condición de incertidumbre en este mundo manchado por el pecado. Solo él puede satisfacer las necesidades materiales y espirituales. ËI siempre toma la iniciativa y nos trata con bondad y misericordia.
Al paso del tiempo, Booz y Rut se casaron y tuvieron un hijo llamado Obed. Ella nunca imaginó que se convertiría en la bisabuela del rey David. Así es como Rut llegó a formar parte de la genealogía de la cual nacería el Redentor del mundo, nuestro Señor Jesús.
Tomado De: Lecturas Devocionales Para Menores 2023. “SIGUIENDO LAS HUELLAS DE LOS GRANDES PERSONAJES DE LA BIBLIA” Por: «CÉSAR SÁNCHEZ MURILLO» Colaboradores: Karla González & Sebastian Rondon.