Oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz (Santiago 5:16, NVI)
La relación entre Dios y Abraham era tan estrecha que el Señor entendía que no cabían secretos entre él y su buen amigo; por eso cuando decidió destruir las ciudades de Sodoma y Gomorra, se preguntó a sí mismo: «¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer, habiendo de ser Abraham una nación grande y fuerte y habiendo de ser benditas en él todas las naciones de la tierra?” (Génesis 18:17, 19). Luego le explicó a su amigo que era preciso destruir ambas ciudades «porque su pecado es gravísimo» (versículo 20, NVI).
Si Abraham debía ser una bendición para “todas las naciones de la tierra”, ¿acaso no lo sería también para esas ciudades tan impías y corruptas? Cuando el patriarca recibió la noticia de lo que Dios haría, de inmediato comenzó a interceder por ambas ciudades. Abraham no se alegró de la ruina de esas urbes, en cambio le pidió al Señor que si hubiera allí cincuenta justos, por amor a ellos perdonara a todos los habitantes de Sodoma y Gomorra. Dios le aseguró que así sería. Abraham entonces siguió rogando y redujo a cuarenta y cinco, después a cuarenta, a veinte y finalmente se quedó en diez. En todos los casos, el Señor le aseguró que por amor a esos justos las ciudades no serían destruidas. ¿Pero por qué se detuvo en diez? Según una tradición rabínica, Abraham supuso que los diez serían: Lot, su esposa, sus dos hijas solteras, sus dos hijas casadas y sus cuadros yernos. Sin embargo, parece que las dos hijas casadas y sus yernos no eran justos, pues la Biblia no menciona que hayan salido.
El punto clave es que Abraham rogó, intercedió, suplicó por esas ciudades. Alzó su voz y sus manos con tal de evitar que miles de personas fueran consumidas por el fuego.
El viejo patriarca no estaría en paz hasta hacer todo lo posible por evitar la perdición de una persona. ¿Y qué en cuantos a nosotros? ¿Estamos orando por los que se encuentran al borde de la inminente destrucción? El apóstol Santiago nos invita a orar “unos por otros para ser sanados. La oración fervorosa del justo tiene mucho poder” (Santiago 5:16, DHH). Tu oración es tan poderosa que podrías ayudar a salvar a muchos de la destrucción.
Tomado de: Lecturas Devocionales para Adultos 2023 «YO ESTOY CONTIGO» Promesas Bíblicas para vivir confiado Por: VLADIMIR POLANCO Colaboradores: Silvia García & Alexandra Pérez