Hay muchos símbolos en Apocalipsis; símbolos bíblicos de importancia como el caso del dragón en el cielo (Apocalipsis 12: 3-4, 7), ángeles que vuelan en medio del cielo (Apocalipsis 14: 6) y una mujer montada sobre una bestia escarlata (Apocalipsis 17: 3). El Espíritu Santo inspiró a Juan a incluirlos en la Palabra de Dios, así que tienen una importante función en revelar la verdad para los que leen y practican las palabras de este libro: «Dichoso el que lee y dichosos los que escuchan la lectura de este mensaje profético, y hacen caso de lo que aquí está escrito, porque ya se acerca el tiempo» (Apocalipsis 1: 3).
Sin embargo, hay otra imagen que aparece vez tras vez a lo largo de todo el libro de Apocalipsis. Describe a nuestro Señor no solo como el Cordero, sino como el Cordero «sacrificado/inmolado» (Apocalipsis 5: 6, 12; 13: 8); es decir, Jesús crucificado. Este hecho constituye el corazón y el alma no solo del libro de Apocalipsis y del mensaje de los tres ángeles, sino de toda la Biblia. No podemos ser fieles a nuestro llamamiento, no podemos hacer la obra para la cual Dios levantó a esta iglesia, a menos que tengamos al Cordero sacrificado. Jesús crucificado por nuestros pecados debe ser el punto central de nuestro mensaje. El teólogo Ángel Manuel Rodríguez explica esta realidad: «Debemos de manera intencional hacer del Cordero sacrificado el centro de nuestras doctrinas y de nuestra misión; el centro de cada sermón que predicamos, de cada artículo que escribimos, de cada oración que elevamos, de cada canto que entonamos, de cada estudio bíblico que damos y de todo lo que hacemos. Que el amor revelado por el Cordero en la cruz transforme la manera en que nos tratamos unos a otros y nos impulse a interesarnos por el mundo» («The Closing of the Cosmic Conflict: Role of the Three Angels’ Messages», manuscrito sin publicar, p. 70).
En otras palabras, en medio de las imágenes de bestias peligrosas, de un dragón que hace la guerra, de las plagas, de la persecución y de la marca de la bestia, al frente y en el centro mismo permanece el Cordero sacrificado. Él y solo él: lo que ha hecho por nosotros, lo que está haciendo ahora y lo que hará antes de que todo termine. En última instancia, es de él de lo que trata el mensaje de los tres ángeles.
Medita nuevamente en el pasaje de esta semana y busca a Jesús en él.
¿Por qué es crucial mantener al Cordero sacrificado en el centro de nuestro mensaje, no solo para llevar a otros a él, sino también para tu propia vida espiritual?
Para meditar y orar: ¿Cómo respondes al ver a Jesús de esta manera?
Lección de Escuela Sabática Para Jóvenes Universitarios 2023. 2do. trimestre 2023 TRES MENSAJES CÒSMICOS Lección 13 «ENCENDIDOS CON LA GLORIA DE DIOS» Colaboradores: Pr. Brayan R Cedillo & Magda Sanchez