Como Satanás vive y respira únicamente para difamar el nombre y el carácter de Dios, les enseñó a las naciones paganas que Dios se enojaba fácilmente y que le agradaba el dolor y la sangre. Millones pensaron que estaban aprendiendo teología cuando en realidad estaban aprendiendo demonología a través de sus falsos profetas y maestros. La verdad es que a Dios nunca le agradó la sangre de los animales (ver Isa. 1: 11), y aborrece los sacrificios humanos (Lev. 18: 21) y el consumo de sangre, que era común entre las religiones paganas de la época (Lev. 19: 26). El Dios del cielo trae vida y alegría (Juan 10: 10). La muerte y la tristeza provienen del pecado y de Satanás (Juan 8: 44).
Queda la pregunta de por qué era necesario el sistema de sacrificios. He aquí tres razones:
Primero, para enseñarle a la humanidad las consecuencias reales y horribles del pecado, que perjudica no solo al que lo practica, sino también a los demás. Es como una granada: hiere a todos los que están a su alrededor. La verdad es que todos hemos sido víctimas y victimarios del pecado. Nuestros pecados hieren a Dios, a nuestros semejantes e incluso a la naturaleza que nos rodea (Rom. 8: 19-23). Cuando los pecadores se presentaban en el templo con sus sacrificios, el sacerdote les entregaba el cuchillo y ellos mismos debían quitarle rápidamente la vida al animal, degollándolo. Esto debía de ser extraordinariamente difícil, ya que estos animales a menudo formaban parte del propio ganado del oferente y probablemente eran muy queridos (Lev. 1: 2).
En segundo lugar, el sistema de sacrificios era necesario para mover el corazón hacia el arrepentimiento, que significa simplemente «una mente transformada». En otras palabras, a medida que el pecador iba comprendiendo mejor los horribles resultados de su pecado, empezaba a cambiar de opinión al respecto. Comenzaba a verlo como lo que es: un verdadero depredador de la inocencia, la pureza, la paz, el amor, la alegría, la unidad y la vida. Por esta razón, cuando enseñamos la cruz de Cristo, la gente es movida a «cambiar de opinión» sobre el pecado. Son movidos por el Espíritu Santo. De hecho, el arrepentimiento es un don de Jesús para los que contemplan la cruz (Hech. 5: 31).
En tercer lugar, Dios le había prometido a la familia humana que enviaría a su Hijo a morir por ellos (Gén. 3: 15). Cada sacrificio apuntaba a este gran acontecimiento: eran un recordatorio diario de que Jesús vendría a morir y de que los pecados de los seres humanos serían perdonados a través de la sangre de Jesús. Por lo tanto, cuando Jesús murió en el Calvario, el sistema de sacrificios dejó de tener sentido y fue abandonado para siempre. En otras palabras, se permitió que continuara solo hasta que el Mesías hubiera cumplido completamente su propósito (1 Juan 2: 1-3).
A diferencia de las religiones paganas, los sacrificios israelitas no eran para apaciguar a un dios sanguinario e iracundo, sino que apuntaban a un Dios que «amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna» (Juan 3: 16). El paganismo enseñaba que había que hacer un sacrificio para que Dios nos amara; el cristianismo enseña que Dios mismo se convirtió en el sacrificio, ¡porque nos ama! A diferencia de las religiones paganas, a los israelitas se les enseñó a identificar el amor de Dios en los servicios de sacrificio y, como resultado, a vivir de una manera que honrara a Aquel que murió por ellos. En otras palabras, el sistema de sacrificios los movía al arrepentimiento, no a un jolgorio pecaminoso.
Luego de haber repasado el texto que has copiado y resaltado:
¿Qué enseñanzas especiales crees que refleja?
¿Qué preguntas te surgen?
¿Qué partes te parecieron difíciles?
¿Qué otros principios y conclusiones encuentras?
¿En qué aspecto de tu vida crees que puede haber algún elemento de paganismo?
Lección de Escuela Sabática Para Jóvenes Universitarios 2023. 3er. trimestre 2023 EL LIBRO DE LEVÍTICO Lección 1 «JESÚS» Colaboradores: Pr. Brayan R Cedillo & Magda Sanchez