El apóstol [Pablo] continúa: «Para que habite Cristo por la fe… para que seáis dignos de toda la plenitud de Dios». Efesios 4:17-19. Aunque esta plenitud divina ha sido colocada a nuestro alcance, con cuánta facilidad nos satisfacemos. Nos hemos acostumbrado a pensar que es suficiente poseer un conocimiento de la verdad sin su poder santificador. Un solo trago en la fuente de la vida apaga nuestra sed. No regresamos a beber vez tras vez. Pero esto no está de acuerdo con el pensamiento de Dios. Nuestras almas deberían experimentar constantemente sed por el agua de la vida. Nuestros corazones deberían andar siempre en busca de Cristo, anhelosos de tener comunión con él. Es el hambre y la sed de justicia lo que nos hará recibir una medida llena de su gracia.
Enoc «caminó con Dios»; ¿pero cómo obtuvo esta dulce comunión? Fue manteniendo continuamente pensamientos de Dios delante de sí. Al salir y al entrar, sus meditaciones se concentraban en la bondad, la perfección y la hermosura del carácter divino. Y al ocuparse de esto, fue transformado a la gloriosa imagen de su Señor; porque es mediante la contemplación como somos cambiados (Exaltad a Jesús,p. 259).
No es solamente el privilegio sino también el deber de todo cristiano mantener una íntima unión con Cristo, y tener una rica experiencia en las cosas de Dios. Entonces su vida será fructífera en buenas obras. Dijo Cristo: «En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto». Juan 15:8. Cuando leemos acerca de la vida de hombres que han sido eminentes por su piedad, a menudo consideramos su experiencia y sus conquistas como muy fuera de nuestro alcance. Pero éste no es el caso. Cristo murió por todos; y se nos asegura en su Palabra que él está más dispuesto a dar su Espíritu Santo a los que se lo piden que los padres terrenales a dar buenas dádivas a sus hijos. Los profetas y apóstoles no perfeccionaron caracteres cristianos por milagro. Ellos utilizaron los medios que Dios había colocado a su alcance; y todos los que desean aplicar el mismo esfuerzo obtendrán los mismos resultados.
En su carta a la iglesia de Éfeso, Pablo les presenta «el misterio del evangelio» (Efesios 6: 19), «las inescrutables riquezas de Cristo» (Efesios 3:8), y entonces les asegura que elevará sus fervientes oraciones por su prosperidad espiritual (La edificación del carácter, p. 83).
Notas de Elena G. White para la Escuela Sabática 2023.
3er. Trimestre 2023 «EFESIOS»
Lección 1: «PABLO Y LOS EFESIO»
Colaboradores: Ana Hironymus & Esther Jiménez