“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallareis descanso para vuestras almas”. Mateo 11:28, 29
Henry se encontraba en una carrera desenfrenada hacia la cima del mundo comercial de Chicago. Vendía condominios en un edificio de muchos pisos, en el centro, y no daba abasto. Los condominios se vendían como pan caliente.
Él trabajaba los siete días de la semana. Sin tiempo ni para dormir, menos lo tenía para Dios. Hacía años que había abandonado su educación religiosa. Pará él, sencillamente, “no funcionaba”, no producía el efecto que supuestamente debía producir. Ahora estaba envuelto en algo que sí daba resultados. Estaba completamente absorto en sus negocios.
De hecho, los fines de semana eran los días más ocupados en el mundo de los bienes raíces, pero un día, los padres de Henry le recomendaron que mirara un programa televisivo de lt is Written (Escrito Está), titulado “Descanso para los que trabajan demasiado”. En él se describía cómo el sábado bíblico representaba el remedio ideal para el estilo de vida actual, ajetreado y lleno de estrés.
El programa le llegó de cerca. Se dio cuenta de cuanto necesitaba descanso espiritual, descanso de sábado, en su propia vida. La religión siempre le había parecido un montón de reglas sin importancia. Jamás había podido entablar una relación genuina con Cristo. Ahora comprendía que acaso nunca había invertido el tiempo necesario para ella; acaso nunca le había dado a Jesucristo una oportunidad real en su vida. ‘
Al terminar el programa, Henry llamó al número que se ofrecía en pantalla, para conseguir las direcciones de las iglesias adventistas en la zona de Chicago; y el sábado siguiente, asistió a una iglesia adventista del séptimo día cercana a su casa. Se sintió impresionado por la calidez de la gente. Cuando el pastor hizo un llamamiento al final del sermón, Henry, profundamente conmovido, respondió, poniéndose de pie.
Había llegado el momento de tomar una decisión. ¿Seguiría en su imparable aventura comercial, o tomaría tiempo —tiempo de calidad— para relacionarse con Cristo? De pie en el santuario, rodeado de sus nuevos amigos,
Henry tomó su decisión.
La observancia del sábado no es una recomendación, sino un mandamiento. No es una luz amarilla intermitente en el cruce de la vida, ante la cual podemos escoger pasar rápidamente. Es una luz roja: una luz de pare.
Dios nos ama demasiado para meramente recomendamos que hagamos una pausa para refrescarnos y restaurar nuestras mentes, nuestros cuerpos y nuestras almas.
En el sábado, nuestro poderoso Creador, nuestro amado Redentor y Rey venidero nos ordena detener la carrera desenfrenada de nuestras vidas, parar el trabajo incesante y hallar descanso en él.
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Lecturas Devocionales Familiares 2023
«SOBRE TIERRA FIRME»
Por: MARK FINLEY
Colaboradores: Familia Mariscal & Paty Solares