«Hijitos míos, les escribo estas cosas para que no pequen. Si alguno ha pecado, tenemos un abogado ante el Padre, a Jesucristo el justo». 1 Juan 2:1, RVC
LAS PROVISIONES Y CONCESIONES de Dios no tienen límite. Ocupa el trono de la gracia Uno que nos permite llamarle «Padre». […] Ha colocado ante su altar un Abogado revestido con nuestra naturaleza. Como Intercesor nuestro, su obra oficial es la de presentarnos ante Dios como hijos e hijas. Intercede en favor de los que lo aceptan. Ha pagado el precio de nuestra redención con su propia sangre. Por virtud de sus méritos, él les da el poder para ser miembros de la familia real, hijos del Rey celestial. Y el Padre demuestra su amor infinito por Cristo al recibir y darles la bienvenida a los amigos de Cristo como amigos suyos también. Está satisfecho con la expiación hecha. La encarnación, la vida, muerte e intercesión de su Hijo glorifican su nombre.
Nuestras peticiones ascienden al Padre en el nombre de Cristo. Él intercede en favor nuestro, y el Padre abre todos los tesoros de su gracia para que nos apropiemos de ellos, para que los disfrutemos e impartamos a los demás. […]
Cristo es el vínculo entre Dios y los seres humanos. Ha prometido interceder personalmente por nosotros. Él pone toda la virtud de su justicia del lado del suplicante. Implora en favor del ser humano y este, necesitado de la ayuda divina, implora en favor de sí mismo ante la presencia de Dios, valiéndose de la in-fluencia de Aquel que dio su vida para que el mundo tenga vida. Al reconocer ante Dios nuestro aprecio por los méritos de Cristo, nuestras intercesiones reciben un toque de incienso fragante. Al allegarnos a Dios en virtud de los méritos del Redentor, Cristo nos acerca a su lado, abrazándonos con su brazo humano, mientras que con su brazo divino se hace del trono del Infinito. Vierte sus méritos, cual suave incienso, dentro del incensario que tenemos en nuestras manos, para dar estímulo a nuestras peticiones. […].
Sí, Cristo se ha convertido en el cauce de la oración entre el ser humano Y Dios. También se ha convertido en el cauce de bendición entre Dios y el ser humano.— Testimonios para la iglesia, t. 8, pp. 189, 190.
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Devocional Vespertino Para 2023.
«A FIN DE CONOCERLE»
Por: ELENA G. DE WHITE
Colaboradores: Ruben D. Salazar & Miguel Miguel