“La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón” (1 Samuel 16: 7, NVI).
Mensaje:
El pueblo de Dios piensa que todos somos valiosos e importantes
¿Eres importante para Jesús? ¿Y para tus padres, o tus amigos y vecinos? Dios piensa que todas las personas son importantes. Aun un pequeño pastor de ovejas llamado David.
Cierta mañana el Señor le habló a Samuel su profeta. —Quiero que vayas a Belén —le dijo—, busca allí la casa de un hombre llamado Isaí. He elegido a uno de los hijos de Isaí para que sea el próximo rey. Lleva contigo aceite de oliva, y úngelo. Samuel llenó una vasija con aceite de oliva así como el Señor le había dicho. Cuando llegara a Belén y encontrara al hijo de Isaí que había sido elegido para ser el próximo rey, derramaría algo del aceite en él. Cuando llegó a Belén, Samuel pronto encontró a Isaí. Llegó a la hora de hacer el sacrificio para el Señor. Invitó a los dirigentes del pueblo a venir para el sacrificio, y también invitó a los hijos de Isaí.
Isaí llamó a siete de sus hijos para que saludaran al profeta. Samuel los miró y sonrió. El mayor de los hijos de Isaí, Eliab, era alto y de buena apariencia. “Este seguramente es el hombre que el Señor ha elegido para ser el próximo rey” —pensó Samuel para sí.
Pero el Señor le habló a Samuel. —No mires la altura y buena apariencia de ese hombre —le dijo—, yo no lo he elegido para ser el rey. Entonces el Señor le dijo a Samuel algo muy importante. —Dios no ve de la misma manera como las personas.
La gente mira solamente el exterior de una persona. Sin embargo el Señor ve su corazón. Isaí le presentó a otro de sus hijos a Samuel. Samuel lo miró. —El Señor no ha escogido a este hombre tampoco —dijo. Isaí presentó su tercer hijo a Samuel. Samuel lo miró y movió la cabeza. —No —dijo—, el Señor tampoco ha escogido a este.
Cada uno de los siete hijos de Isaí le fueron presentados a Samuel. Samuel se sentía confundido. —El Señor no ha elegido a ninguno de estos hombres —dijo, y luego preguntó—, ¿son éstos todos los hijos que tienes? —Bueno —dijo Isaí—, tengo un muchacho más: David, el menor de mis hijos. Lo dejé en el campo cuidando las ovejas. En aquellos días los muchachos que pastoreaban ovejas no eran importantes.
—Manda a buscarlo —dijo Samuel—. No nos vamos a sentar hasta que él llegue. Pronto llegó David. David amaba al Señor y el Señor lo amaba a él, aun sabiendo que era el hijo menor, un humilde pastor de ovejas.
—Ese es —le dijo el Señor a Samuel—. Úngelo. Él es el que será rey. Así que Samuel tomó su vasija con aceite de oliva y lo derramó sobre la cabeza de David. Y el Espíritu del Señor bendijo a David y le dio poder para hacer la obra importante que Dios había planeado que hiciera.
¿Era David, el niño pastor de ovejas, importante para Dios?
Por supuesto que lo era. Y tú también eres importante para Dios.
Lección de Escuela Sabática para JARDÍN DE INFANTES 2nd Trimestre 2023 Lección #1: ¿SOLO UN PASTORCILLO DE OVEJAS?» Colaboradores: Adriana Jiménez & Wilber Valero