“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” Filipenses 4:13
Treena Kerr vivía en una mansión bellísima, de estilo colonial, en la bahía de Chesapeake. Parecía tenerlo todo. Su esposo era el famoso gastrónomo Graham Kerr, del programa televisivo Galloping Gourmet. Tras arduo trabajo, habían logrado alcanzar el éxito soñado. Podían darse todos los lujos, y tenían estupendos amigos.
Sin embargo, por dentro, Treena se sentía desfallecer. Su centro se estaba desmoronando. Por fuera, la gente sólo veía a la mujer alegre y encantadora, pero sus amigos más cercanos sabían que luchaba con problemas emocionales graves. De hecho, hacía años que venía decayendo… Cuando ya no sabía cómo controlar su vida, los médicos sugirieron internarla en un hospital psiquiátrico por tiempo indeterminado. Hasta entonces, solo las dosis elevadas de Valium habían logrado estabilizarla.
Treena tenía en su casa una sirvienta jovencita, llamada Ruthie, que empezó a orar por ella. Ruthie sabía que todos los tratamientos habían fallado, de modo que también pidió a otros miembros de su iglesia que oraran por su patrona.
Después de tres meses de orar por ella, un día Ruthie encontró a Treena en su habitación, gritando a todo pulmón y con los ojos fijos en el techo. Armándose de valor, Ruthie sugirió:
¿Por qué no le entrega a Dios sus problemas?
Aunque molesta, Treena aceptó el desafío.
Está bien, Dios. Si eres tan listo, ocúpate de esto porque yo… no puedo.
Una semana después, Treena visitó la iglesia de Ruthie, y sin pensarlo dos veces, hasta respondió al llamado que el pastor hizo desde el altar. Arrodillada y sollozando, sólo atinó a decir:
Lo siento; perdóname, Jesús, por favor, perdóname.
Abandonó luego el recinto, sintiendo lo que extasiada describía como ¨el toque¨ de Dios. Y volvió a su hogar, dispuesta a conocer al Dios que la había salvado. Así, empezó a leer la Biblia que Ruthie le había regalado. Leyó hasta tarde en la noche, Y cuando fue a tomar las pastillas para dormir, escuchó en su interior una voz que le decía.
—De aquí en adelante, no querrás nada de esto.
La mayoría de la gente no deja de tomar Valium de golpe, pero esa noche, Treena vacío el frasco en el lavabo del baño, durmió perfectamente y despertó al día siguiente con energía y buen semblante. De ahí en más, poco a poco, el poder de Dios transformó su vida.
La vida cristiana no consiste en apretar los dientes y aguantarse. No es asunto de luchar febrilmente para obedecer la voluntad de Dios. El cristianismo consiste en una relación con Dios que transforma la vida.