«Faraón llamó a, Moisés y a Aarón, y les dijo: “Orad a Jehová para que quite las ranas de mí y de mi pueblo, y dejaré ir a tu pueblo para que ofrezca sacrificios a Jehová”»(Éxodo 8:8).
Los faraones eran considerados dioses. La gente les atribuía poderes creadores. El profeta Ezequiel menciona qué decían los faraones de sí mismos: «Habla, y di: “Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti, Faraón rey de Egipto, el gran dragón que yace en medio de sus ríos, el cual dijo”: “Mío es el Nilo, pues yo lo hice”’» (Ezequiel 29:3, RV1960).
Ante esa realidad, podemos suponer el impacto de la primera plaga.
Cada plaga era una oportunidad para dejar libre a Israel. Por lo tanto, Dios les concedió diez oportunidades. Cada una sirvió para que tanto los egipcios como los hebreos conocieran el poder de Dios. Ante mayor resistencia, mayor la evidencia del poder divino. Conforme transcurrían los días, el faraón se volvía más obstinado. Entonces aprendemos una verdad: las crisis que enfrentamos revelan qué hay en nuestro corazón. Fue el propio faraón, en su facultad de decidir por sí mismo, que rechazó la evidencia divina y fue terco en su actitud. ¿Qué significa un corazón endurecido? Que alguien sea testigo del poder de Dios y aun así rechace la verdad de su Palabra, e incluso, niegue la existencia de Dios. Significa resistir su voz, mostrar ingratitud, desobediencia y subestimar las oportunidades que nos concede. Las personas con un corazón endurecido dicen como el faraón: « ¿Quién es el Señor para que yo le obedezca?» (Éxodo 5: 2).
Las evidencias del poder de Dios son como los rayos del sol, no cambian los elementos, solo demuestran el material. Es así como los rayos del sol derriten una barra de hielo y endurecen el barro. Las plagas demostraron de qué material era el corazón del faraón. Paradójicamente, el faraón le pidió a Moisés y a Aarón que oraran por él (Éxodo 8: 8; 9: 28; 10: 17) y la nación tres veces para que cesara la plaga y entonces dejar en libertad al pueblo. Moisés y Aarón cumplieron, las plagas cesaban, pero el faraón no cumplía su palabra. En realidad, no estaba interesado en ayudar a los israelitas, tampoco le interesaba rendirse a Dios, solo quería deshacerse de las devastadoras consecuencias de la plaga. Desafortunadamente, a muchas personas no les interesa el perdón de Dios, solo desean liberarse de los resultados de sus errores.
Tomado De: Lecturas Devocionales Para Menores 2023. “SIGUIENDO LAS HUELLAS DE LOS GRANDES PERSONAJES DE LA BIBLIA” Por: «CÉSAR SÁNCHEZ MURILLO» Colaboradores: Karla González & Sebastian Rondon.